jueves, 8 de agosto de 2024

VI. EUCARISTIA DE LOS HERETICOS; COMIDA DE LOS DEMONIOS

 Ludmila Perepiolkina


La vida de la Iglesia Ortodoxa, el Cuerpo de Cristo, se sostiene sobre sus sacramentos. Los efectos misteriosos de la gracia de Dios sobre estos presuponen, en parte, una salvaguarda santísima frente al contacto con cualquier elemento impuro. El mismísimo Salvador nos advertía a nosotros: “no deis lo que es santo” (Mt. 7:6)

Este es el porqué de que el más importante sacramento, la eucaristía, es celebrado durante la Liturgia de los fieles, después de la despedida de los Catecúmenos.

 

Esto se nos es recordado cuando el diacono proclama antes del canon Eucarístico en la liturgia: “!Las puertas¡ ¡Las puertas!” (i.e. y se cierran luego las puertas en orden que el Misterio de los Misterios, la santa Eucaristía, está comenzando). Y la aproximación a el Cáliz Sagrado, con temor y temblor, para compartir el cuerpo y sangre de Cristo, orando a Cristo con la promesa de serle fiel en el amor: “No hablare de tus misterios a tus enemigos, ni te daré un beso como Judas”.

 

¿Cómo, entonces es posible demostrarles la Divina Liturgia a los rostros ecumenistas, haciendo de ello un espectáculo para todos los tipos de enemigos de la Iglesia: heréticos, idolatras, sodomitas y otros servidores de Satanás?

 

Los ecumenistas “ortodoxos” más a menudo revelan su indiferencia a los principios de la enseñanza cristiana. Esto les permite a ellos el tener sus blasfemos diálogos “teológicos” con los representantes del “monoteísmo”: judíos y mahometanos, y también incluso con los idolatras budistas.

 

La tibia espiritualidad de estos “diplomáticos” eclesiales les permite reconocer los “Santos Sacramentos” de los heréticos.

Tales “ortodoxos” ecuménicos cometen un pecado en contra del noveno artículo de nuestro credo.

Ya que ellos no confiesan a la Una y única Iglesia que presenta exclusivamente todos los Santos sacramentos.

 

El metropolita Vitaly (Ovstinov) comenta que “los Padres deliberadamente incluyeron el Credo Niceno en la Divina Liturgia y en otros servicios diarios de la Iglesia para ser rezados, en orden de impartir para nuestras almas la entera enseñanza ortodoxa expresada en esta forma concisa y perfecta. Esto es, para tener al Credo en nuestras vidas en lugar de considerarlo como una enseñanza abstracta.

Así, es como los Padres nos enseñaran a nosotros que nuestra comunicación con nuestro Señor Dios solo puede hacerse a través de la oración.

El Credo no es solo una sentencia de nuestra enseñanza, o un memorándum sobre la fe, sino resulta una poderosa exigencia espiritual de todas las facultades de nuestra alma”.[1]

 

Cualquier verdad dogmática que podemos confesar en oraciones es una fuente de nuestro poder moral que nos permite a nosotros el recibir los dones de Espíritu Santo: “Las vida verdadera, la vida en Cristo, la vida de la Iglesia depende de un verdadero esfuerzo espiritual en fe y oración”[2]

 

Según la enseñanza de Cristo, el hombre está unido con Dios en el Misterio de la Comunión: La sagrada eucaristía.

 

El Señor dijo: “Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne a comer? Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” (Juan 6: 51-56)

 

El misterio de la Eucaristía une a los seres humanos con Dios, así uniéndose en conjunción en el único cuerpo de Cristo: la Iglesia. No hay ni puede haber comunión fuera de la Iglesia.[3]

El Espíritu Santo que transforma a los santos dones en el Cuerpo y Sangre de Cristo, no desciende sobre la aglomeración de herejes que se han desviado de la Verdad.

 

Acorde a los Padres, la “eucaristía de los herejes es la comida de los demonios”.

Por lo tanto, la Eucaristía solo es posible en la Única, Santa, Católica y Apostólica Iglesia.

Y al mismo tiempo no hay sagrada comunión en cualquier otro lugar con excepción de la Iglesia Ortodoxa, no hay ningún otro sacramento: “ya que Dios Espíritu Santo desciende en todos los misterios, en mérito a Cristo hecho Hombre, por su condición de ser Dios y Hombre. El Santo Sacramentó de los Sacramentos es la Eucaristía que es el misterio de Dios hecho Hombre. [4]

 

Los cristianos ortodoxos deben de ser firmes en reconocer el hecho de que las comunidades religiosas que se desviaron de la ortodoxia no pueden poseer ninguno de los santos sacramentos.

Al participar en la santa comunión con los no-ortodoxos, la inter-comunión practicada por los ecumenistas no es otra como que profanación de la Sagrada Eucaristía, y una blasfemia en contra del Espíritu Santo, que no se les será perdonada ni en este mundo ni en el venidero, según palabras del Señor. (Mt. 12 31-32)

PARA VER OTROS CAPITULOS DEL LIBRO HAGA CLIK AQUI: Ecumenismo camino a la perdición 



[1] Arzobispo Vitaly (Oustinov, ahora Metropolitano, Primer Jerarca de la Iglesia Rusa en el Exterior), "Ekumenizm" (Ecumenismo), un informe presentado al Consejo de Obispos en 1967 en Mahopac, EE.UU.; Montreal, 1982, p. 14. Esta conferencia, “Ecumenismo” se puede encontrar en español en el siguiente link: Ecumenismo

[2] Ibíd. p. 15

[3] Véase Arzobispo Hilarión, "Khristianstva net bez Tserkvi" (No hay Cristiandad sin Iglesia), Segunda edición de la Hermandad de San Job de Pochaev, Montreal, 1986, pp. 22-25. Este escrito, “No hay Cristiandad sin Iglesia” se puede encontrar en el siguiente link: Sin la Iglesia no hay Cristianismo

[4] Arzobispo Vitaly, "Ecumenismo", p. 16. Esta conferencia, “Ecumenismo” se puede encontrar en español en el siguiente link: Ecumenismo

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