jueves, 8 de agosto de 2024

VII. LA AMISTAD ECUMENICA AYUDA A UNO A VOLVERSE ACOSTUMBRADO A LOS PECADOS DE LOS NO ORTODOXOS

 Ludmila Perepiolkina


El difunto arzobispo Seraphim (Sobolev) escribió: “Es difícil decir dónde los ecumenistas ortodoxos se desvían más de la fe ortodoxa: en sus escritos o en su participación en conferencias ecuménicas”[1]

Esta participación que implica la aceptación de compromisos dogmáticos y la salida de la Sagrada Tradición es, en su esencia una traición a la Ortodoxia. Muchas cosas han cambiado en la conciencia de las Iglesias locales, incluyendo al Patriarcado de Moscú, desde que se unió al movimiento ecuménico.[2]

 

El Patriarcado de Moscú, en su concilio de 1948 definió al “movimiento ecuménico como un nuevo intento de erigir a la torre de Babel, como un signo de la habitual desilusión del hombre… basado en su vicio de orgullo… Ha remplazado el legítimo cuerpo inter-orgánico y dogmatico unificado por una unificación mecánica y externa.”

 

Es extremadamente significativo que en el tiempo cuando el Patriarcado de Moscú expreso que: “La verdadera unidad de la Iglesia es un concepto que resulta ajeno a la comprensión del movimiento ecuménico” Y que al adherir a este podría “significar el rechazar la verdadera unidad de la Iglesia, en el espacio y el tiempo… al quebrar la interrumpida cadena de gracia que une a la Iglesia Ortodoxa con los santos apóstoles a través de la sucesión apostólica… para vender nuestro tesoro celosamente guardado de la fue por un plato de lentejas de beneficios terrenales, y de tal moda en particular, en el enredo de las almas humanas”[3]

 

Estas últimas palabras suenan particularmente mejor cuando son comparadas con las contadas alabanzas en la actualidad en honor al ecumenismo por los ecumenistas “ortodoxos” del Patriarcado de Moscú.

 

Aparte de la desviación de su fe de aquellos “ortodoxos” ecumenistas al violar los santos cánones y el dogma de la Iglesia (que confesamos en el artículo noveno de nuestro credo), el ecumenismo ha producido otros frutos podridos.

Particularmente en la amistad que se desarrolla entre los ecumenistas. Sin percibirlo inclusive por ellos mismos, los participantes de los encuentros ecumenistas se desvían de sus convicciones anteriores, y adquieren un lenguaje especial, una terminología y una forma de pensar que desarrolla en el proceso del dialogo. De este modo los ecumenistas ortodoxos logran llegar al oscurecimiento de su conciencia y a un extrañamiento completo de su Iglesia-madre gracias a los engaños de los heréticos y de los no-ortodoxos.

Así como el santo Apóstol Pablo observo: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Cor. 15:33)

 

Hay un concepto de “castidad espiritual” (del archimandrita Konstantin Zaitsev) sin el cual la fidelidad a Cristo es impensable. Acorde a el escritor religioso contemporáneo: “Los encuentros ecuménicos, las oraciones y celebraciones fomentan en los participantes una constante infidelidad a su fe e inculcan  un malicioso estado espiritual de adulterio dentro de sus almas”[4]

 

Los ecumenistas desde hace mucho tiempo son consientes de la importancia de la comunicación personal para el desarrollo de una indiferencia inescrupulosa sobre lo confesional.

Ellos tienen buenas razones para no limitarse seriamente con las publicaciones impresas; al fomentar particularmente por sobre todas las cosas los contactos personales que se establecen en sus congresos, asambleas, con todo tipo de diálogos y reuniones.

 

En Occidente, como regla general, el ecumenismo ha sido propagado a escala masiva hace décadas, apuntando antes que nada a la desacralización de la fe ortodoxa, otras confesiones no resultan de interés particular para los enemigos de la humanidad porque ya están en parte o en su totalidad bajo su poder.

 

Los funcionarios del movimiento ecuménico, tanto en Occidente como especialmente en la Rusia Soviética, han sido siempre atraídos enormemente por los viajes gratis al extranjero con todos sus beneficios relacionados.

 

Las escuelas teológicas del Patriarcado de Moscú están siendo desmoralizadas con la ayuda del ecumenismo según un plan que pretende proyectarse muchas décadas hacia el futuro. A los futuros sacerdotes se les inocula abiertamente la cosmovisión ecuménica en lugar de la fe ortodoxa. Muchos de ellos son enviados a estudiar a los centros ecuménicos de Occidente, mientras que muchos estudiantes extranjeros no ortodoxos estudian en los seminarios y academias teológicas de la MP, donde obtienen sus títulos teológicos (!). A los herejes occidentales se les invita no sólo a dar una conferencia ocasional, sino a cursos enteros. Así, en el transcurso de varios años, a finales de los años 70 y principios de los 80, el profesor del Instituto Oriental de Roma, el jesuita Michael Arranz, dio clases de liturgia en la Academia Teológica de Leningrado. Él mismo había recibido el doctorado en teología de manos del metropolitano “ortodoxo” Nikodim (Rotov), ​​y vestido como sacerdote ortodoxo, había participado de la Sagrada Comunión en el santuario de la iglesia de la Academia.

 

Así los traidores confirmados de la ortodoxia se forman en el MP. Durante los años de “reconstrucción”, cientos de sacerdotes parisenses del Patriarcado de Moscú estaban muy felices de participar en el “régimen de intercambio” y de haber trabajado en las comunidades católicas y protestantes en Occidente, mientras que innumerables misioneros occidentales, debido a las complacidas benevolencias del MP se han dedicado abiertamente a corromper a la gente ortodoxa en Rusia.

 

Como el Archiprieste patriarcal Ioann Sviridor recientemente dijo en Roma: “Rusia es tierra para misionar”[5] y más recientemente se ha comenzado a sobornar directamente al clero ortodoxo del MP por parte de los católicos.

El hecho es que todos estos crímenes y excesos de los ecumenistas no son otra cosa sino un “adulterio espiritual”.

Esta es la expresión que ha sido usada por el sacerdote Timofei Selsky[6]

 


Banquete posterior a una de las conferencias ecuménicas


PARA VER OTROS CAPITULOS DEL LIBRO HAGA CLIK AQUI: Ecumenismo camino a la perdición 



[1] Arzobispo Serafín (Sobolev), el informe “¿Debe la Iglesia Ortodoxa Rusa participar en el movimiento ecuménico?” en la colección “Actas de la Conferencia de los Jefes y Representantes de las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas...” vol. 2, Moscú, 1949, p. 376.

[2] El Patriarcado de Moscú (MP) se convirtió en miembro del Consejo Mundial de Iglesias en 1961 en la 3ª Asamblea del CMI en Nueva Delhi.

[3] “Actas de la Conferencia de los Jefes y Representantes de las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas...”, vol. 2, pp. 414-415.

[4] Tuskarev A., op. cit., p. 60.

[5] Véase la nota al pie [4].

[6] Sacerdote Timofei Selsky, “Sobre la castidad espiritual”, Rusia Ortodoxa, Jordanville, 1995, No. 1 /1526, p. 9.

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