jueves, 8 de agosto de 2024

V. DIVIDIENDO LA VESTIDURA INVISIBLE DE CRISTO, DIVIDIENDO SU IGLESIA


Ludmila Perepiolkina


Por poner en duda el dogma ortodoxo que establece que la Iglesia Ortodoxa es la “Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia”, los ecumenistas sostienen que “la Iglesia ha perdido su unidad y ahora solo existen cismas; El cisma ortodoxo oriental, el cisma papal y el cisma anglicano”.[1]

 

Los liberales al teologizar[2] consideran a cada herejía como si fuera una nueva “rama” de la Iglesia de Cristo, pensando ellos que cada una de todas son como ramas separadas que tienen el derecho de ser llamadas “Iglesia”.

Inclusive en la tipografía ellos posen “derechos iguales”. El periódico del Patriarcado de Moscú (JMP) y otros periódicos ecuménicos escriben sobre estos con letra mayúscula.

 

Los teóricos heterodoxos ecumenistas, siendo ajenos a la Iglesia, no quieren ni pueden entender que sus comunidades se han apartado lejos de la Iglesia a causa de sus herejías, solo pudiéndose unir nuevamente a ella a través del rechazo de sus errores y del arrepentimiento.

En su estado actual, ellos no tienen el derecho de llamarse así mismo como Iglesias, siendo en realidad pseudo-Iglesias, luego de haberse cortado del trato con los herejes la Iglesia indivisible continúa existiendo, unida interna e íntegramente a la fe.

 

La “teoría de las ramas”[3] ecuménica, según la cual la Iglesia está dividida en "ramas" ortodoxa, católica romana y protestante, contradice completamente la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa.

La unicidad y la singularidad de la Iglesia Ortodoxa siempre ha sido profesada por todos los Santos Padres y maestros de la Iglesia, desde los Apóstoles en adelante.

Esto explica el gran celo de los Padres que ellos manifestaron durante cualquier acto de división y apostasía de la Iglesia, y su estricta actitud hacia los cismas y las herejías.

 

El gran teólogo ortodoxo contemporáneo san Justin Popovich dice que: “Así como el Señor Jesucristo no tiene distintos cuerpos, por lo que tampoco pueden haber distintas Iglesias…por lo tanto ontológicamente, la división de la Iglesia es esencialmente imposible. Nunca hubo y nunca podrá haber ningún fraccionamiento de la Iglesia; lo que siempre ha habido y habrán siempre son aquellos que se han apartado lejos de la Iglesia. Aquellos que se aparan lejos como los gnósticos, arrianos, viejos-creyentes (dujobory), monofisistas, iconoclastas, católicos-romanos, protestantes, uniatas y todos aquellos otros renegados que confirman a la legión de heréticos y cismáticos”[4]

 

El pluralismo teológico que es aprobado y resulta admisible por los ecumenistas, no es otra cosa que un atentado a la Verdad divina para convertirla en algo relativo que puede ser fijado mediante compromisos.

San Marcos de Éfeso que confirmo a la Ortodoxia durante uno de los periodos más críticos para la Iglesia Ortodoxa, pudo decir: “Nunca, oh hombre, puede ningún asunto concerniente a la Iglesia ser improvisado mediante compromisos: no existe nada entre la verdad y la mentira”[5] 

 

Por otro lado, hace ya 25 años, el archiprieste Livery Voronov, profesor de dogmática en la academia de Teología de san Petersburgo instó abiertamente a la diferenciación de “dogmas universalmente obligatorios” (necesaria) de otras verdades de la enseñanza cristiana, que relegó a la categoría de “dudosas” (dubia), proponiendo de tal modo una reexaminación de la Santa Tradición calificándola como “diversa”.

Escribió que tal revisión “debe de ser concitada en el espíritu de los humildes”(!) conscientes de la necesidad de eliminar por completo el camino del entendimiento ecuménico a las inexactitudes o exageraciones causadas por los métodos o resultados de la teologización.

Estos métodos pudieron haber servido para defender de buena forma a la Ortodoxia en el pasado, pero ahora se han convertido en una especie de obstáculo para la Iglesia en su misión de iluminar a el mundo”[6]

 

Las bases teoréticas para la distorsión de los dogmas ortodoxos ya llevan más de una década en preparación: alrededor ya del final de la década de 1920, el archiprieste Sergei Bulgakov, que posteriormente se volvería en un herético, comenzó con publicar su invención sobre “Sofía” como un cierto principio imaginario femenino de la Divina Trinidad. El sacerdote Pavel Florensky también adhiere con sus contribuciones gnósticas a esta falsa doctrina.

 

La herejía sofianista, al distorsionar el dogma de la Santa Trinidad, fue recibida simpáticamente y desarrollada con aun mas profanidad por los renovacionistas de la “Escuela de Paris” y posteriormente elaborada y “canonizada” por los adherentes del ecumenismo, tanto los “ortodoxos” como por sus hermanos heterodoxos.

 

La blasfemia de las ecumenistas feministas es la coronación final y lógica del sentido del Sofianismo.

Al burlarse de la hipóstasis de nuestro Salvador el Dios-hombre, nuestro Señor Jesucristo con la adoración de la “Divina Sofía” como la tercera hipóstasis de la Santa Trinidad.

 

Al signar, en Junio de 1993, la autoproclamada Unión de Balamand con los católicos, los ecumenistas “ortodoxos” han expresado abiertamente su desprecio a la enseñanza dogmática de la Iglesia bajo el Espíritu Santo”

Es generalmente un hecho conocido que la distorsión del Credo por la Iglesia Romana a través de la impía adición del “filoque” al mismo Credo, en 1054, condujo a la caída de Roma hacia fuera de la Una, Santa, Católica y apostólica Iglesia.

Sin embargo, el archiprieste Oían Sviridor, que represento al Patriarcado de Moscú en una conferencia en Roma, dedicada a las relaciones entre los ortodoxos y los católicos cristianos, anuncio, además de otras cosas, que “ambas Iglesias confiesan el mismo Credo niceno-constantinopolitano”[7]

 

También al hacer caso omiso a la Cristología y al dogma de las dos naturalezas de nuestro Señor Jesucristo queda evidenciada por los miembros “ortodoxos” del Concejo Mundial de Iglesias el reconocimiento de los monofisistas como sus correligionarios, y al estar en unión con ellos.

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[1] Véase G.G. "O vzaimootnosheniiakh Pravoslavnoi Tserkvi s inoslaviem" (Sobre las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y la Heterodoxia, Rusia Ortodoxa (Pravoslavnaia Rus') No. 5 (309), 1941, pp. 2-3 (en ruso). Cf. Vkumenische Rundschau, Stuttgart, 1969, pág. 378.

[2] Nota de Ludmila Perepiolkina - Teniendo presente el dicho patrístico de que “Un teólogo es aquel que verdaderamente ora”, nos abstendremos de llamar "teólogos" a los teóricos pseudo-sabios del ecumenismo

[3] Nota de traductor – en el idioma ingles y en el ámbito de la teología esta teoría se denomina “branch-theroy”; “teoría de las ramas”

[4] archimandrita Justin (Popovich), “Dogmática de la Iglesia Ortodoxa”, libro 3, Belgrado, 1978, pp. 209-212 (en serbio).

El siempre memorable P. Justin (+1979) fue Profesor de Dogmática en la Facultad Teológica de Belgrado; es autor de muchas obras, en particular del libro “La Iglesia Ortodoxa y el Ecumenismo”, Tesalónica, 1974. Traducción griega de los hieromonjes Amphilochius y Atanasio.

[5] Véase Archimandrita Amvrosy, "Sviatoi Mark Efesskii i Florentiiskaia Unia" (San Marcos de Éfeso y la Unión de Florencia), St. Job of Pochaev Press, Holy Trinity Monastery, Jordanville, NY, 1963, p. 340 (en ruso).

[6] Prof. Arcipreste Livery Voronov, "Edinstvo i raznoobrazie v pravoslavnoi traditsii" (Unidad y diversidad en la tradición ortodoxa), JMP No. 10, Moscú, 1970, pp. 72-73 (en ruso).

[7] "Na putiakh sblizheniia i primireniia" (En el camino del acercamiento y la reconciliación), Pensée Russe, París, 9-15 de febrero de 1995, núm. 4064, pág. 16. Cabe señalar que el arcipreste Ioann Sviridov es el director de información de los medios de comunicación en el Departamento de Educación Religiosa y Catequización del Patriarcado de Moscú, y también es el redactor jefe de Radio "Sophia".

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