Ludmila Perepiolkina
Por poner en duda el dogma ortodoxo que establece que la Iglesia Ortodoxa es la “Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia”, los ecumenistas sostienen que “la Iglesia ha perdido su unidad y ahora solo existen cismas; El cisma ortodoxo oriental, el cisma papal y el cisma anglicano”.[1]
Los liberales al teologizar[2] consideran a cada herejía como si
fuera una nueva “rama” de la Iglesia de Cristo, pensando ellos que cada una de
todas son como ramas separadas que tienen el derecho de ser llamadas “Iglesia”.
Inclusive en la tipografía ellos posen
“derechos iguales”. El periódico del
Patriarcado de Moscú (JMP) y otros periódicos ecuménicos escriben sobre
estos con letra mayúscula.
Los teóricos heterodoxos ecumenistas, siendo
ajenos a la Iglesia, no quieren ni pueden entender que sus comunidades se han
apartado lejos de la Iglesia a causa de sus herejías, solo pudiéndose unir
nuevamente a ella a través del rechazo de sus errores y del arrepentimiento.
En su estado actual, ellos no tienen el derecho
de llamarse así mismo como Iglesias, siendo en realidad pseudo-Iglesias, luego
de haberse cortado del trato con los herejes la Iglesia indivisible continúa
existiendo, unida interna e íntegramente a la fe.
La “teoría de las ramas”[3] ecuménica, según la cual la Iglesia
está dividida en "ramas" ortodoxa, católica romana y protestante,
contradice completamente la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa.
La unicidad y la singularidad de la Iglesia
Ortodoxa siempre ha sido profesada por todos los Santos Padres y maestros de la
Iglesia, desde los Apóstoles en adelante.
Esto explica el gran celo de los Padres que
ellos manifestaron durante cualquier acto de división y apostasía de la
Iglesia, y su estricta actitud hacia los cismas y las herejías.
El gran teólogo ortodoxo contemporáneo san
Justin Popovich dice que: “Así como el Señor Jesucristo no tiene distintos
cuerpos, por lo que tampoco pueden haber distintas Iglesias…por lo tanto
ontológicamente, la división de la Iglesia es esencialmente imposible. Nunca
hubo y nunca podrá haber ningún fraccionamiento de la Iglesia; lo que siempre
ha habido y habrán siempre son aquellos que se han apartado lejos de la
Iglesia. Aquellos que se aparan lejos como los gnósticos, arrianos,
viejos-creyentes (dujobory), monofisistas, iconoclastas, católicos-romanos,
protestantes, uniatas y todos aquellos otros renegados que confirman a la
legión de heréticos y cismáticos”[4]
El pluralismo teológico que es aprobado y
resulta admisible por los ecumenistas, no es otra cosa que un atentado a la Verdad
divina para convertirla en algo relativo que puede ser fijado mediante
compromisos.
San Marcos de Éfeso que confirmo a la Ortodoxia
durante uno de los periodos más críticos para la Iglesia Ortodoxa, pudo decir:
“Nunca, oh hombre, puede ningún asunto concerniente a la Iglesia ser
improvisado mediante compromisos: no existe nada entre la verdad y la mentira”[5]
Por otro lado, hace ya 25 años, el archiprieste
Livery Voronov, profesor de dogmática en la academia de Teología de san
Petersburgo instó abiertamente a la diferenciación de “dogmas universalmente
obligatorios” (necesaria) de otras
verdades de la enseñanza cristiana, que relegó a la categoría de “dudosas” (dubia), proponiendo de tal modo una
reexaminación de la Santa Tradición calificándola como “diversa”.
Escribió que tal revisión “debe de ser
concitada en el espíritu de los humildes”(!) conscientes de la necesidad de
eliminar por completo el camino del entendimiento ecuménico a las inexactitudes
o exageraciones causadas por los métodos o resultados de la teologización.
Estos métodos pudieron haber servido para
defender de buena forma a la Ortodoxia en el pasado, pero ahora se han convertido
en una especie de obstáculo para la Iglesia en su misión de iluminar a el
mundo”[6]
Las bases teoréticas para la distorsión de los dogmas ortodoxos ya
llevan más de una década en preparación: alrededor ya del final de la década de
1920, el archiprieste Sergei Bulgakov, que posteriormente se volvería en un
herético, comenzó con publicar su invención sobre “Sofía” como un cierto
principio imaginario femenino de la Divina Trinidad. El sacerdote Pavel
Florensky también adhiere con sus contribuciones gnósticas a esta falsa
doctrina.
La herejía sofianista, al distorsionar el dogma de la Santa Trinidad, fue
recibida simpáticamente y desarrollada con aun mas profanidad por los
renovacionistas de la “Escuela de Paris” y posteriormente elaborada y
“canonizada” por los adherentes del ecumenismo, tanto los “ortodoxos” como por
sus hermanos heterodoxos.
La blasfemia de las ecumenistas feministas es
la coronación final y lógica del sentido del Sofianismo.
Al burlarse de la hipóstasis de nuestro
Salvador el Dios-hombre, nuestro Señor Jesucristo con la adoración de la
“Divina Sofía” como la tercera hipóstasis de la Santa Trinidad.
Al signar, en Junio de 1993, la autoproclamada
Unión de Balamand con los católicos, los ecumenistas “ortodoxos” han expresado
abiertamente su desprecio a la enseñanza dogmática de la Iglesia bajo el
Espíritu Santo”
Es generalmente un hecho conocido que la
distorsión del Credo por la Iglesia Romana a través de la impía adición del
“filoque” al mismo Credo, en 1054, condujo a la caída de Roma hacia fuera de la
Una, Santa, Católica y apostólica Iglesia.
Sin embargo, el archiprieste Oían Sviridor, que
represento al Patriarcado de Moscú en una conferencia en Roma, dedicada a las
relaciones entre los ortodoxos y los católicos cristianos, anuncio, además de
otras cosas, que “ambas Iglesias confiesan el mismo Credo niceno-constantinopolitano”[7]
También al hacer caso omiso a la Cristología y al dogma de las dos naturalezas de nuestro
Señor Jesucristo queda evidenciada por los miembros “ortodoxos” del Concejo
Mundial de Iglesias el reconocimiento de los monofisistas como sus
correligionarios, y al estar en unión con ellos.
[1] Véase G.G.
"O vzaimootnosheniiakh Pravoslavnoi Tserkvi s inoslaviem" (Sobre las
relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y la Heterodoxia, Rusia Ortodoxa
(Pravoslavnaia Rus') No. 5 (309), 1941, pp. 2-3 (en ruso). Cf. Vkumenische
Rundschau, Stuttgart, 1969, pág. 378.
[2] Nota de Ludmila Perepiolkina - Teniendo presente el dicho
patrístico de que “Un teólogo es aquel que verdaderamente ora”, nos
abstendremos de llamar "teólogos" a los teóricos pseudo-sabios del
ecumenismo
[3] Nota de
traductor – en el idioma ingles y en el ámbito de la teología esta teoría se
denomina “branch-theroy”; “teoría de las ramas”
[4] archimandrita Justin (Popovich), “Dogmática de la
Iglesia Ortodoxa”, libro 3, Belgrado, 1978, pp. 209-212 (en serbio).
El siempre memorable P. Justin (+1979) fue Profesor de
Dogmática en la Facultad Teológica de Belgrado; es autor de muchas obras, en
particular del libro “La Iglesia Ortodoxa y el Ecumenismo”, Tesalónica, 1974.
Traducción griega de los hieromonjes Amphilochius y Atanasio.
[5] Véase Archimandrita Amvrosy, "Sviatoi Mark Efesskii i
Florentiiskaia Unia" (San Marcos de Éfeso y la Unión de Florencia), St.
Job of Pochaev Press, Holy Trinity Monastery, Jordanville, NY, 1963, p. 340 (en
ruso).
[6] Prof. Arcipreste Livery Voronov, "Edinstvo i
raznoobrazie v pravoslavnoi traditsii" (Unidad y diversidad en la
tradición ortodoxa), JMP No. 10, Moscú, 1970, pp. 72-73 (en ruso).
[7] "Na putiakh sblizheniia i primireniia" (En
el camino del acercamiento y la reconciliación), Pensée Russe, París, 9-15 de febrero de 1995, núm. 4064, pág. 16.
Cabe señalar que el arcipreste Ioann Sviridov es el director de información de
los medios de comunicación en el Departamento de Educación Religiosa y
Catequización del Patriarcado de Moscú, y también es el redactor jefe de Radio
"Sophia".