Ludmila Perepiolkina
“Un
efectivo sermón en Rusia significa un sermón ante el mundo” dicho por
Ternavtsev en 1901 en sus papeles presentados en el congreso
religioso-filosófico de san Petersburgo.
Las
fuentes de muchas enseñanzas falsas y herejías que en nuestros días se han
desarrollado en los círculos eclesiales a través de todo el mundo deben de
rastrearse en la atmosfera intelectual y espiritual del siglo XX. Por supuesto,
la genealogía de la conciencia herética es probablemente tan antigua como el
pecado mismo, pero no nos detendremos en el análisis de este punto.
Por
más de dos siglos la sección más talentosa de la intelectualidad rusa,
inclinada tradicionalmente a enseñar, ha propuesto ideas que en muchos sentidos
han determinado el espíritu de nuestra época. El problema es, que la elite del
pensamiento creativo de Rusia, salvo con algunas pocas excepciones. (A.
Komiakov, N. Gogol. F. Doistoviesky y algunos otros) atraída por el humanismo
occidental, sufrió una desenfrenada secularización y por un largo periodo de
tiempo permaneció por fuera de los límites de la Iglesia.
El
concepto de “Intelligentzia rusa” ha adquirido una laudatoria connotación en
Occidente. Sin embargo, esta es solo una apreciación humana. Copiosamente
talentosos, pero carentes de la sabiduría de la humildad, estos “pobres de
espíritu” ¿cómo podrán enfrentar el Terrible Juicio? La intelectualidad rusa
es, en primer lugar, la que carga con la grave culpa de seducir a los
“pequeños” - el pueblo ortodoxo ruso que solía ser el único guardián a toda
hora de la confesión de la fe -. Al
predicar esta inteligentzia el “iluminismo” destructor de almas y al ateísmo,
sumió a su pueblo a una oscuridad infernal, que por casi 80 años ha sido
incesantemente un “llanto y rechinar de dientes”.
Habiendo
perdido su equilibrio espiritual, los rusos se han devenido en “Un nombre de entre
todas las naciones”, confirmándose esto por las palabras terribles de
Doistoviesky: “Donde no hay Dios, todo es permitido”. La actual crónica de la
Rusia de hoy y cualquier informe sobre los eventos diarios, testifican la
verdad de estas palabras.
“Los
Demonios” han tomado posición de Rusia gradualmente y en todas partes, sea en
política o en la cultura. La ideología del “paraíso en la tierra” de los
ateístas, y el catastrófico evolucionismo de los nihilistas están ligados de
forma natural con el “lirismo” destructivo del arte autosuficiente. La impiedad
de algunos trató de reemplazar el “individualismo por un instinto de rebaño”
(F. Doistoviesky), y el daño espiritual de otros supusieron una pasión
indiscriminada por todo lo esotéricos, por no decir sin rodeos, lo oculto.
Con
una insana exaltación, el misticismo se combinó con premoniciones de catástrofe
(“Nosotros estamos al borde de la historia” V.A Ternavtsev), fusionado dentro
de un tipo de atmosfera venenosa, que enveneno a más de una generación de la
Intelligetzia rusa. Todos esos incontables adeptos de Nietzsche, Steiner, los
antroposofistas, ocultistas, rosacruces, satanistas, destructores de todo tipo
que sembraban sin cesar las “semillas de la rosa misteriosa”, esas “flores del
mal”, que todavía hoy dan sus frutos monstruosos.
La
atmósfera de la élite cultural de aquella época estaba impregnada de estados de
ánimo y búsquedas ocultistas. Así es como N. Berdayev lo recuerda: “Había una
gran cantidad de falsedad inconsciente y autoengaño en el aire, y poco amor a
la verdad. Muchos deseaban ser engañados y seducidos. Ninguno podía soportar
ser criticado. Todos buscaban ser Rosacruces, así como fue a finales del siglo
XVIII y a principios del siglo XIV cuando la Francmasonería predomino sobre la
mente y los corazones del pueblo ruso. Pero en aquel entonces había más
ingenuidad. (hoy) la gente tiene una inextirpable necesidad de jugar un rol en
la vida, de ser parte de algo más importante, de ser el centro que determine
los destinos humanos”[1] La
estetización del mal, el jolgorio de blasfemia, falsa sabiduría y demonismo que
valorizaron el impulso elemental de la destrucción cósmica, todo esto combinado
con un maximalismo puramente ruso llevo al catastrófico colapso de Rusia de
1917.
En el contexto de pinturas Vrubel y de la
“Novena sinfonía” (“la misa negra”) de A. Skryabin, acompañadas por las “llamas
sombrías” del “Poema satánico” de Skryabin, se oían los encantamientos de A.
Blok, V. Bryusov, F. Sologub, A. Bely, Vyach. Ivanov y otros, que intentaban “cumplir
el misterio, el misterio de la
destrucción y la rutina cósmicas” [2]
Muchos fueron cautivados por tratados místicos de Anna Schmidt
como “El Tercer Testamento”; el Testamento del espíritu cuyas revelaciones se
esperaban en el futuro.
Anna Schmidt, a quien Andréi Bely llamaría más tarde #la
ultrasensible canosa de Sologub”. Esta discreta profesora de Nizhni Nóvgorod,
una solterona que mantenía a su madre con un ingreso muy pequeño, estaba
secretamente involucrada en la escritura de tratados místicos sobre la Iglesia
y el Tercer Testamento. La locura de estos tratados se combinó con las
contemplaciones místicas más osadas. A. Schmidt pudo mandar sus manuscritos a
Soloviev y le insistió para encontrarse.
Uno de los biógrafos de Vladimir Soloviev registró una reunión la
cual ocurrió algunos meses antes de la muerte del filósofo.
Este encuentro puede ser visto como un signo claro, una ironía del
diablo, de una conexión mística siniestra con la pasión de toda la vida de
Soloviov por “Sofía”, la feminidad eterna.
Ella le confesó que se consideraba Sofía encarnada y Soloviev, el
Cristo encarnado. Asustado por la locura blasfema de su admiradora mística,
Soloviev la rechazó cruelmente:
“Tu confesión provoca una
gran lástima y, con tristeza, ruega por ti ante el Altísimo, Quemaré tu
confesión, ambas versiones, no sólo como medida de precaución, sino como señal
de que todo esto no es más que cenizas... Por favor, no hables de mí con nadie,
más bien aprovecha tus momentos libres para rezar a Dios”[3]
Soloviev que durante toda su vida espero para la revelación del
Alma del Mundo, la celestial Afrodita, termino por conocer a su doble
espantosa; Anna Schmidt, en vísperas de su muerte. Esto debió de ser “su última
y más terrible tentación”.
El “Tercer Testamento” de Anna Schmidt
fue publicado posteriormente por Sergei Bulgakov.
En el prefacio del libro “De los
manuscritos de A. N. Schmidt” Sergei Bulgakov se refiere al trabajo de A.
Schmidt como un tratado de mística de “primordial importancia que fácilmente
puede entrar en comparación con los trabajos de primera categoría de los
místicos europeos, como lo son J. Boehme, Poredge, Swedenborg, y otros”[4]
En sus “Recuerdos sobre Blok” Andrei Bely
escribió: “lean ‘el Tercer Testamento’ de A. N. Schmidt y allí encontraréis las
claves de muchos problemas que plagaban a Blok de aquellos días; no todo el
mundo encuentra estas claves incomprensibles. Por esto, estas pueden ser
comprendidas mediante Bulgakov, V. I. Ivanov, N. A. Berdyaev, P. A. Florensky. Muchos
colegas literarios de AA (LP de Blok) siguen a oscuras acerca de ellas, ya que,
por supuesto, no discutió temas gnósticos con ellos”[5]
V. V.
Rozanov fue también una figura excepcional en aquellos años. De acuerdo con la
expresión apropiada de Berdyaev “su pensamiento no es lógico sino psicológico”[6] En sus intervenciones en las reuniones filosófico-religiosas, se
rebelaría contra la Cruz y expresaría su hostilidad hacia el cristianismo,
porque echaba de menos los placeres paganos y la vida elemental que encontraba
en él. Su escrito sobre “El adogmatismo del Cristianismo” (1902) “En cuanto al
dulce Jesús y los frutos amargos del Mundo” (1907) y especialmente “La Imagen
Oscura” (1911 hablan de una interpretación espantosa del cristianismo. Además
de que, “solo la carne era ontológicamente convincentl”[7] No es de sorprenderse que en la Biblia el pudiera encontrar “solo
historias de partos y nacimientos, solo la canción de la pasión y del amor… tal
religiosidad nos retrotrae hacia los cultos pre-cristianos y nos devuelve a la
adoración de los elementos, a la religión de los poderes que se dan al nacer”[8]
Poco
antes de su muerte, él le admitió a N. Berdyaev “Yo estoy rezándole a Dios,
pero no al tuyo: a Osiris, ¡Osiris!”[9]
El
mismo espíritu pernicioso ha infectado a muchas “mentes” rusas. De acuerdo con
G. Florovsky (fue) “los caminos individuales por los que los miembros de la
intelectualidad rusa volvían, si no a la fe, al menos a los temas religiosos,
se entretejían de manera muy diversa, formando, por así decirlo, un denso
bosque”[10]
La
densidad de la atmosfera fue particularmente sentida en los salones de estar.
Por ejemplo, en el famoso salón de Merezhjovsky donde los más brillantes
representantes de la élite creativa de Rusia se reunían. N. Berdyaev escribió
sobre sus disposiciones anti-clericales a continuación: “En la sala de estar de
Merezhjovsky uno se siente absorbido por una atmosfera impersonal; uno se
siente bajo los efectos de algún tipo de hechizo insano, probablemente similar
a aquel que prevalece en los círculos sectarios, en los tipos de sectas no
racionales ni evangélicas, el mismo tipo de magia que yo luego experimentaría
de entre los seguidores de Steiner”[11]
Tratemos de notar que Rudolf Steiner,
antroposofista y rosacruz, ha tenido muchos pupilos y seguidores en Rusia,
entre ellos no solo se encontraba la misteriosa A.R. Mintslova, sino también
Andrey Bely, Vlach, Ivanov y muchos otros. Los famosos futuros “teólogos”-herejes
como Pavel Florensky y Serguei Bulgakov, no eran ajenos a tales estados de ánimo ocultistas. Berdyaev
recuerda que Pavel Florensky, estuvo también envuelto en lo oculto, y que
posiblemente, tenía aptitudes relevantes para practicarlo. Nicolai Berdiaev
recuerda que Pavel Florenski también estaba involucrado en el ocultismo y,
posiblemente, tenía la aptitud adecuada para ello. Escribió: “Uno se sentía
alejado de Florensky por su inclinación hacia lo oculto, su sentimiento
fundamentalmente antagonista de que el mundo está bajo un hechizo, también su
languidez, la ausencia de un concepto de libertad, un débil sentimiento de
Cristo, su estilización y decadencia, de la cual él se introduce en la
filosofía rusa. Florensky me llamo la atención con su indiferencia moral, con
su substitución de los valores morales por los ascéticos… Él era un platónico
peculiar con su propia interpretación de Platón. Las ideas de Platón
adquirieron caracteres casi sexuales con él. Su teologización era de tipo
erótico. Todo esto era nuevo en Rusia. A su manera, el estaba esperando una
nueva era del Espíritu en el Cristianismo (?! - L.P.), pero estaba atado y encadenado.
También un iniciador de la Sofiologia, aunque él no la pudo elaborar y
desarrollar a la medida que Serguei Bulgakov lo logro más adelante.”[12] Bulgakov es considerado una figura
central del “renacimiento” ortodoxo a los comienzos del siglo XX.
Subsecuentemente él se volvió uno de los inspiradores y fundadores de la
“Escuela de Paris” de teología.
Incluso cuando la intelectualidad rusa se
encontraba presa de la desesperación y del sentimiento de abandono de Dios y de
la creciente añoranza de la Iglesia, carecía trágicamente de humildad y de
disposición al ascetismo. Así era a finales del siglo XIX y principios del XX.
Así son las cosas también hoy. La ruptura de la élite cultural con la Iglesia y
su posterior retorno a ella no fue en absoluto humilde. Esto es lo que el
archimandrita Konstantin (Zaitsev) llamó “el significado siniestro del
florecimiento de nuestro pensamiento teológico secular y de nuestro brillante
periodismo eclesiástico”[13]
La indudable ilusión espiritual (prelest
en el sentido ascético de la palabra) del pensamiento teológico ruso se
manifestó en su viraje hacia el esoterismo y al misticismo (antiguos gnósticos
Basílides, Valentino, también J. Boehme, Paracelso, Swedenborg, entre otros). Este
engaño estaba ligado a una actitud militante de rechazo de la tradición
patrística y de altanería hacia los dogmas, los cánones y la disciplina
litúrgica de la Iglesia. “El pensamiento
teológico creció fuera del hábito de prestar oído al latido del corazón de la
Iglesia. Y estaba perdiendo acceso a este corazón”[14].
Esto ha causado no solo la sustitución de la
teología por la filosofía religiosa, sino también, ya de forma habitual, la
sustitución de los dogmas de la Iglesia por teleogumenas. La confusión de ideas
y conceptos de aquellos tiempos ha determinado el destino posterior de la
religión filosófica pseudo-ortodoxa. Su objetivo se alcanzó: la herejía del
Sofianismo y otras formas de modernismo teológico se introdujeron firmemente en
la vida de la “ortodoxia universal”.
PARA VER OTROS CAPITULOS DEL LIBRO HAGA CLIK AQUI: Ecumenismo camino a la perdición
[1] Nikolai Berdyaev, "Samopoznanie" (Autoconocimiento).
Opyt filosofskoy avtobiografii). YMCA-Press, 1949-1983, pág. 222.
[2] Prot. Georgii Florovsky, "Puti russkago bogosloviia"
(Los caminos de la teología rusa), París, 1937, p.487.
[3] Vladimir Soloviev, "Pis'ma" (Cartas), San Petersburgo,
1923, v. 4, págs. 11-12.
[4] Véase Sergei Bulgakov, "Vladimir Solov'ev i Anna Schmidt.
Tikhiya dumy" (Vladimir Solov'ev i Anna Schmidt. Quiet Thoughts), Moscú,
1918; YMCAPress, París, 1976, pág. 78.
[5] Andrei Bely, "Vospominaniia o Bloke" (Recuerdos sobre
Blok), Epopeia (publicación literaria mensual), abril de 1922, núm. 1, pág.
167.
[6] N. Berdyaev, ibíd., pág. 170. .
[7] Prot. G. Florovsky, ibíd., pág. 461.
[8] Ibíd., pág. 461.
[9] N. Berdyaev, ibíd. pág. 169.
[10] Prot. G. Florovsky, ibíd. ., pág. 462.
[11] N. Berdyaev, ibíd., pág. 162.
[12] N. Berdyaev, ibíd., págs.184-185.
[13] Archimandrita Konstantin, "Chudo Russkoi istorii" (El
milagro de la historia rusa), Jordanville, 1970, pág. 257.
[14] Prot. G. Florovsky, ibid., pág. 503.