viernes, 9 de agosto de 2024

X. «TODOS ELLOS BUSCAN SER ROSACRUCES»

 


"Filósofos" cuadro de Mijaíl Nésterov en la que se representa a Pavel Florenski y Serguéi Bulgákov.

Ludmila Perepiolkina


“Un efectivo sermón en Rusia significa un sermón ante el mundo” dicho por Ternavtsev en 1901 en sus papeles presentados en el congreso religioso-filosófico de san Petersburgo. 

 

Las fuentes de muchas enseñanzas falsas y herejías que en nuestros días se han desarrollado en los círculos eclesiales a través de todo el mundo deben de rastrearse en la atmosfera intelectual y espiritual del siglo XX. Por supuesto, la genealogía de la conciencia herética es probablemente tan antigua como el pecado mismo, pero no nos detendremos en el análisis de este punto.

 

Por más de dos siglos la sección más talentosa de la intelectualidad rusa, inclinada tradicionalmente a enseñar, ha propuesto ideas que en muchos sentidos han determinado el espíritu de nuestra época. El problema es, que la elite del pensamiento creativo de Rusia, salvo con algunas pocas excepciones. (A. Komiakov, N. Gogol. F. Doistoviesky y algunos otros) atraída por el humanismo occidental, sufrió una desenfrenada secularización y por un largo periodo de tiempo permaneció por fuera de los límites de la Iglesia.

 

El concepto de “Intelligentzia rusa” ha adquirido una laudatoria connotación en Occidente. Sin embargo, esta es solo una apreciación humana. Copiosamente talentosos, pero carentes de la sabiduría de la humildad, estos “pobres de espíritu” ¿cómo podrán enfrentar el Terrible Juicio? La intelectualidad rusa es, en primer lugar, la que carga con la grave culpa de seducir a los “pequeños” - el pueblo ortodoxo ruso que solía ser el único guardián a toda hora de la confesión de la fe -.  Al predicar esta inteligentzia el “iluminismo” destructor de almas y al ateísmo, sumió a su pueblo a una oscuridad infernal, que por casi 80 años ha sido incesantemente un “llanto y rechinar de dientes”.

 

Habiendo perdido su equilibrio espiritual, los rusos se han devenido en “Un nombre de entre todas las naciones”, confirmándose esto por las palabras terribles de Doistoviesky: “Donde no hay Dios, todo es permitido”. La actual crónica de la Rusia de hoy y cualquier informe sobre los eventos diarios, testifican la verdad de estas palabras.

“Los Demonios” han tomado posición de Rusia gradualmente y en todas partes, sea en política o en la cultura. La ideología del “paraíso en la tierra” de los ateístas, y el catastrófico evolucionismo de los nihilistas están ligados de forma natural con el “lirismo” destructivo del arte autosuficiente. La impiedad de algunos trató de reemplazar el “individualismo por un instinto de rebaño” (F. Doistoviesky), y el daño espiritual de otros supusieron una pasión indiscriminada por todo lo esotéricos, por no decir sin rodeos, lo oculto.

 

Con una insana exaltación, el misticismo se combinó con premoniciones de catástrofe (“Nosotros estamos al borde de la historia” V.A Ternavtsev), fusionado dentro de un tipo de atmosfera venenosa, que enveneno a más de una generación de la Intelligetzia rusa. Todos esos incontables adeptos de Nietzsche, Steiner, los antroposofistas, ocultistas, rosacruces, satanistas, destructores de todo tipo que sembraban sin cesar las “semillas de la rosa misteriosa”, esas “flores del mal”, que todavía hoy dan sus frutos monstruosos.

 

La atmósfera de la élite cultural de aquella época estaba impregnada de estados de ánimo y búsquedas ocultistas. Así es como N. Berdayev lo recuerda: “Había una gran cantidad de falsedad inconsciente y autoengaño en el aire, y poco amor a la verdad. Muchos deseaban ser engañados y seducidos. Ninguno podía soportar ser criticado. Todos buscaban ser Rosacruces, así como fue a finales del siglo XVIII y a principios del siglo XIV cuando la Francmasonería predomino sobre la mente y los corazones del pueblo ruso. Pero en aquel entonces había más ingenuidad. (hoy) la gente tiene una inextirpable necesidad de jugar un rol en la vida, de ser parte de algo más importante, de ser el centro que determine los destinos humanos”[1] La estetización del mal, el jolgorio de blasfemia, falsa sabiduría y demonismo que valorizaron el impulso elemental de la destrucción cósmica, todo esto combinado con un maximalismo puramente ruso llevo al catastrófico colapso de Rusia de 1917.

 

En el contexto de pinturas Vrubel y de la “Novena sinfonía” (“la misa negra”) de A. Skryabin, acompañadas por las “llamas sombrías” del “Poema satánico” de Skryabin, se oían los encantamientos de A. Blok, V. Bryusov, F. Sologub, A. Bely, Vyach. Ivanov y otros, que intentaban “cumplir el misterio, el misterio de la destrucción y la rutina cósmicas” [2]

 

Muchos fueron cautivados por tratados místicos de Anna Schmidt como “El Tercer Testamento”; el Testamento del espíritu cuyas revelaciones se esperaban en el futuro.

 

Anna Schmidt, a quien Andréi Bely llamaría más tarde #la ultrasensible canosa de Sologub”. Esta discreta profesora de Nizhni Nóvgorod, una solterona que mantenía a su madre con un ingreso muy pequeño, estaba secretamente involucrada en la escritura de tratados místicos sobre la Iglesia y el Tercer Testamento. La locura de estos tratados se combinó con las contemplaciones místicas más osadas. A. Schmidt pudo mandar sus manuscritos a Soloviev y le insistió para encontrarse.

Uno de los biógrafos de Vladimir Soloviev registró una reunión la cual ocurrió algunos meses antes de la muerte del filósofo.

Este encuentro puede ser visto como un signo claro, una ironía del diablo, de una conexión mística siniestra con la pasión de toda la vida de Soloviov por “Sofía”, la feminidad eterna.

 

Ella le confesó que se consideraba Sofía encarnada y Soloviev, el Cristo encarnado. Asustado por la locura blasfema de su admiradora mística, Soloviev la rechazó cruelmente:

 “Tu confesión provoca una gran lástima y, con tristeza, ruega por ti ante el Altísimo, Quemaré tu confesión, ambas versiones, no sólo como medida de precaución, sino como señal de que todo esto no es más que cenizas... Por favor, no hables de mí con nadie, más bien aprovecha tus momentos libres para rezar a Dios”[3]

Soloviev que durante toda su vida espero para la revelación del Alma del Mundo, la celestial Afrodita, termino por conocer a su doble espantosa; Anna Schmidt, en vísperas de su muerte. Esto debió de ser “su última y más terrible tentación”.

El “Tercer Testamento” de Anna Schmidt fue publicado posteriormente por Sergei Bulgakov.

 

En el prefacio del libro “De los manuscritos de A. N. Schmidt” Sergei Bulgakov se refiere al trabajo de A. Schmidt como un tratado de mística de “primordial importancia que fácilmente puede entrar en comparación con los trabajos de primera categoría de los místicos europeos, como lo son J. Boehme, Poredge, Swedenborg, y otros”[4]

 

En sus “Recuerdos sobre Blok” Andrei Bely escribió: “lean ‘el Tercer Testamento’ de A. N. Schmidt y allí encontraréis las claves de muchos problemas que plagaban a Blok de aquellos días; no todo el mundo encuentra estas claves incomprensibles. Por esto, estas pueden ser comprendidas mediante Bulgakov, V. I. Ivanov, N. A. Berdyaev, P. A. Florensky. Muchos colegas literarios de AA (LP de Blok) siguen a oscuras acerca de ellas, ya que, por supuesto, no discutió temas gnósticos con ellos”[5]

 

V. V. Rozanov fue también una figura excepcional en aquellos años. De acuerdo con la expresión apropiada de Berdyaev “su pensamiento no es lógico sino psicológico”[6] En sus intervenciones en las reuniones filosófico-religiosas, se rebelaría contra la Cruz y expresaría su hostilidad hacia el cristianismo, porque echaba de menos los placeres paganos y la vida elemental que encontraba en él. Su escrito sobre “El adogmatismo del Cristianismo” (1902) “En cuanto al dulce Jesús y los frutos amargos del Mundo” (1907) y especialmente “La Imagen Oscura” (1911 hablan de una interpretación espantosa del cristianismo. Además de que, “solo la carne era ontológicamente convincentl”[7] No es de sorprenderse que en la Biblia el pudiera encontrar “solo historias de partos y nacimientos, solo la canción de la pasión y del amor… tal religiosidad nos retrotrae hacia los cultos pre-cristianos y nos devuelve a la adoración de los elementos, a la religión de los poderes que se dan al nacer”[8]

 

Poco antes de su muerte, él le admitió a N. Berdyaev “Yo estoy rezándole a Dios, pero no al tuyo: a Osiris, ¡Osiris!”[9]

 

El mismo espíritu pernicioso ha infectado a muchas “mentes” rusas. De acuerdo con G. Florovsky (fue) “los caminos individuales por los que los miembros de la intelectualidad rusa volvían, si no a la fe, al menos a los temas religiosos, se entretejían de manera muy diversa, formando, por así decirlo, un denso bosque”[10]

 

La densidad de la atmosfera fue particularmente sentida en los salones de estar. Por ejemplo, en el famoso salón de Merezhjovsky donde los más brillantes representantes de la élite creativa de Rusia se reunían. N. Berdyaev escribió sobre sus disposiciones anti-clericales a continuación: “En la sala de estar de Merezhjovsky uno se siente absorbido por una atmosfera impersonal; uno se siente bajo los efectos de algún tipo de hechizo insano, probablemente similar a aquel que prevalece en los círculos sectarios, en los tipos de sectas no racionales ni evangélicas, el mismo tipo de magia que yo luego experimentaría de entre los seguidores de Steiner”[11]

 

Tratemos de notar que Rudolf Steiner, antroposofista y rosacruz, ha tenido muchos pupilos y seguidores en Rusia, entre ellos no solo se encontraba la misteriosa A.R. Mintslova, sino también Andrey Bely, Vlach, Ivanov y muchos otros. Los famosos futuros “teólogos”-herejes como Pavel Florensky y Serguei Bulgakov, no eran ajenos a tales estados de ánimo ocultistas. Berdyaev recuerda que Pavel Florensky, estuvo también envuelto en lo oculto, y que posiblemente, tenía aptitudes relevantes para practicarlo. Nicolai Berdiaev recuerda que Pavel Florenski también estaba involucrado en el ocultismo y, posiblemente, tenía la aptitud adecuada para ello. Escribió: “Uno se sentía alejado de Florensky por su inclinación hacia lo oculto, su sentimiento fundamentalmente antagonista de que el mundo está bajo un hechizo, también su languidez, la ausencia de un concepto de libertad, un débil sentimiento de Cristo, su estilización y decadencia, de la cual él se introduce en la filosofía rusa. Florensky me llamo la atención con su indiferencia moral, con su substitución de los valores morales por los ascéticos… Él era un platónico peculiar con su propia interpretación de Platón. Las ideas de Platón adquirieron caracteres casi sexuales con él. Su teologización era de tipo erótico. Todo esto era nuevo en Rusia. A su manera, el estaba esperando una nueva era del Espíritu en el Cristianismo (?! - L.P.), pero estaba atado y encadenado. También un iniciador de la Sofiologia, aunque él no la pudo elaborar y desarrollar a la medida que Serguei Bulgakov lo logro más adelante.”[12] Bulgakov es considerado una figura central del “renacimiento” ortodoxo a los comienzos del siglo XX. Subsecuentemente él se volvió uno de los inspiradores y fundadores de la “Escuela de Paris” de teología.

 

Incluso cuando la intelectualidad rusa se encontraba presa de la desesperación y del sentimiento de abandono de Dios y de la creciente añoranza de la Iglesia, carecía trágicamente de humildad y de disposición al ascetismo. Así era a finales del siglo XIX y principios del XX. Así son las cosas también hoy. La ruptura de la élite cultural con la Iglesia y su posterior retorno a ella no fue en absoluto humilde. Esto es lo que el archimandrita Konstantin (Zaitsev) llamó “el significado siniestro del florecimiento de nuestro pensamiento teológico secular y de nuestro brillante periodismo eclesiástico”[13]

 

La indudable ilusión espiritual (prelest en el sentido ascético de la palabra) del pensamiento teológico ruso se manifestó en su viraje hacia el esoterismo y al misticismo (antiguos gnósticos Basílides, Valentino, también J. Boehme, Paracelso, Swedenborg, entre otros). Este engaño estaba ligado a una actitud militante de rechazo de la tradición patrística y de altanería hacia los dogmas, los cánones y la disciplina litúrgica de la Iglesia.  “El pensamiento teológico creció fuera del hábito de prestar oído al latido del corazón de la Iglesia. Y estaba perdiendo acceso a este corazón”[14].

 

Esto ha causado no solo la sustitución de la teología por la filosofía religiosa, sino también, ya de forma habitual, la sustitución de los dogmas de la Iglesia por teleogumenas. La confusión de ideas y conceptos de aquellos tiempos ha determinado el destino posterior de la religión filosófica pseudo-ortodoxa. Su objetivo se alcanzó: la herejía del Sofianismo y otras formas de modernismo teológico se introdujeron firmemente en la vida de la “ortodoxia universal”.


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[1] Nikolai Berdyaev, "Samopoznanie" (Autoconocimiento). Opyt filosofskoy avtobiografii). YMCA-Press, 1949-1983, pág. 222.

[2] Prot. Georgii Florovsky, "Puti russkago bogosloviia" (Los caminos de la teología rusa), París, 1937, p.487.

[3] Vladimir Soloviev, "Pis'ma" (Cartas), San Petersburgo, 1923, v. 4, págs. 11-12.

[4] Véase Sergei Bulgakov, "Vladimir Solov'ev i Anna Schmidt. Tikhiya dumy" (Vladimir Solov'ev i Anna Schmidt. Quiet Thoughts), Moscú, 1918; YMCAPress, París, 1976, pág. 78.

[5] Andrei Bely, "Vospominaniia o Bloke" (Recuerdos sobre Blok), Epopeia (publicación literaria mensual), abril de 1922, núm. 1, pág. 167.

[6] N. Berdyaev, ibíd., pág. 170. .

[7] Prot. G. Florovsky, ibíd., pág. 461.

[8] Ibíd., pág. 461.

[9] N. Berdyaev, ibíd. pág. 169.

[10] Prot. G. Florovsky, ibíd. ., pág. 462.

[11] N. Berdyaev, ibíd., pág. 162.

[12] N. Berdyaev, ibíd., págs.184-185.

[13] Archimandrita Konstantin, "Chudo Russkoi istorii" (El milagro de la historia rusa), Jordanville, 1970, pág. 257.

[14] Prot. G. Florovsky, ibid., pág. 503.

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