viernes, 9 de agosto de 2024

XII. "EL TEÓLOGO ES EL QUE EN VERDAD ORA..."

 

 Ludmila Perepiolkina

 

Habiendo elegido esta definición patrística de teología como título de este capítulo debemos decir también que teólogo es aquel que tiene la "mente de Cristo", que adora a Dios en "espíritu y verdad", que la teología es el conocimiento de las eternas verdades divinamente reveladas que llevan a la vida eterna.

Pero la mente de Cristo así como el Espíritu y la Verdad son únicos y moran sólo en la Una Santa Iglesia Católica y Apostólica que tiene a Jesucristo nuestro Señor y Salvador mismo como Cabeza. Esta teología, divinamente revelada y custodiada por la Iglesia, es asimilada por el camino del efectivo crecimiento en la Iglesia, que se realiza principalmente mediante la oración y la observancia del mandamiento de Cristo sobre el amor a Dios y al prójimo.

 

Tal teología, concordante con lo que la Iglesia ha estado diciendo en todos los lugares y en todas las épocas a través de sus Apóstoles, Padres de la Iglesia y Santos, desafortunadamente tiene poco en común con la "ciencia teológica" y la "creatividad teológica" que tan profusamente han florecido en el siglo XX entre los modernistas y los apóstatas eclesiásticos.

El recientemente canonizado San Juan (Maximovitch) escribió que tales razonamientos humanos, en lugar de inclinarse ante las verdades divinamente reveladas, intentan adaptarlas a su propio entendimiento. “Este es el deseo de nivelar y entremezclar lo que fue revelado por Dios con lo que el hombre mismo ha encontrado...  Nuestros filósofos parecen sentirse afines a los antiguos herejes, sin ocultar su simpatía hacia ellos y viendo en ellos a predicadores de la verdad”[1].

Estas palabras caracterizan de la mejor manera posible los escritos "teológicos" de los heresiarcas contemporáneos. En ellos el lector puede encontrar "la naturaleza femenina en la Divinidad", el "alma del mundo", la apocatástasis (Sergei Bulgakov escribe sobre esto con simpatía) con la "preexistencia del alma" y otras invenciones cabalísticas y gnóstico-ocultistas. Más aun, estas ideas presentadas de manera ligeramente nueva son aprobadas como "ideas" y "enseñanzas" teológicas brillantes. ¿No es ésta la razón por la que todos estos renovacionistas intentan denigrar a la Iglesia rusa, afirmando que no tuvo una teología independiente hasta el siglo XX? Sostienen que el florecimiento del pensamiento religioso ruso se produjo gracias a la actividad de S. Bulgakov, P. Florensky, N. Berdyaev y sus seguidores, a través de todos aquellos de quienes F.M. Dostoievski había llamado acertadamente "holgazanes religiosos".

Pero la ociosidad y la vanidad no son las únicas fuerzas que motivan a esas personas.  La firme coordinación en todos sus esfuerzos de las sociedades secretas y organizaciones controladas por estas sociedades (como el Instituto Teológico en París y el Seminario St. Vladimir en Nueva York, la Academia Teológica y los Seminarios del Patriarcado de Moscú y otros Patriarcados Ecuménicos, ni decir de los nuevos hervideros del malicioso renovacionismo tales como la Universidad establecida en conmemoración del Archipreste A. Men y el Instituto Teológico de San Tijón en Rusia) son evidencia suficiente de que la propagación mundial de esta "creatividad teológica", tan similar a las más terribles herejías antiguas, es de suma importancia para alguien. Esta "teología" de la apostasía, que desde sus primeros pasos se ha colocado por encima y fuera de la enseñanza de los Padres de la Iglesia y la ha estado contradiciendo constantemente, no puede ser la enseñanza de la Iglesia, aunque constantemente se presente como tal. . Siendo incapaces de permanecer dentro de la Iglesia, de estar de acuerdo con los Padres, estos "teólogos" declararían como "iglesia" a todo lo que sea capaz de acomodarse a cualquier herejía. Ellos no sólo declararían, sino que crearían apresuradamente esta anti-iglesia en el ecumenismo que ante nuestros ojos se está desarrollando rápidamente en superecumenismo con rasgos claramente definidos de la religión del Anticristo.

 

Lo que se crea en el limitado mundo de las escuelas, congresos y asambleas teológicas es publicitado, se populariza e introduce diligentemente en la práctica de iglesias cada vez más degeneradas. El éxito de esta actividad corruptora está aquí para que todos la vean: sucumbiendo una atmósfera de obsecuencia, los feligreses adoptan innovaciones que antes eran imposibles, y los lobos que los controlan pueden ahora, con cada vez mayor franqueza, alcanzar sus objetivos satánicos (véase, por ejemplo, las declaraciones del Capítulo 4 de metropolita  Kirill de Smolensk en la Sexta Asamblea del CMI).

 

El don del discernimiento de los espíritus se está convirtiendo en una gran rareza, y gracias a la publicidad los escritos de los "fundadores" y de sus seguidores (los Bulgakovs, Florenskys, Shmemans, Mens) están encontrando nuevos cientos de miles de lectores al ocupar los estantes de las librerias entremesclados con las obras de Blavatsky, Steiner, hinduistas y satanistas

 

Al recordar la confesión característica de uno de los sofianistas de Moscú, quién le agradaba repetir que había titulado su artículo sobre Bulgakov como "Padre Sergi" para traer la consonante "Padre de la Iglesia" a la mente de su lector. // пастор церкви = pastor tserkvi = padre de la Iglesia // La sutileza reciente de este "partido" teológico hoy parece ridícula e ingenua. Solo en unos años ya no fueron necesarios más trucos: ahora a los herejes se les llama abiertamente "padres de la Iglesia", y a uno, incluso de menor calibre (A.Men), se le llama “el hijo del hombre”.

 

La tarea de sustituir a los Padres de la Iglesia por los Bulgakov, a la teología por la herejía y a la Iglesia de Cristo por la ramera anticristiana de Babilonia, es llevada a cabo con celosía  por aquellos que nuestros antepasados hacían desfilar por las calles de la ciudad al colocarles gorros con la inscripción “ guerreros de Satanás”. Ahora estos guerreros tienen poder y autoridad en el mundo de apostasía.

 

La Iglesia ortodoxa y la teología no tienen nada que ver con todo esto. La Iglesia nunca llamará teólogo al hereje Bulgákov, nunca se otorgarán títulos teológicos a católicos y monofisitas en la Iglesia, como se ha convertido en costumbre en las Academias Teológicas del Patriarcado de Moscú. La Iglesia Ortodoxa Una, Santa, Católica y Apostólica está unida a los Padres de la Iglesia y no puede más que permanecer en la contemplación patrística de Dios “Razonar acerca de todo 'en Cristo'; estos son los principales mandamientos de todo cristiano, este es nuestro imperativo categórico cristiano de la teoría del conocimiento” (Justin Popovich)”[2]. La mayoría de las veces la verdadera teología habla en voz baja, pero su voz pura se escucha en todo el mundo: para la salvación de algunos y una mayor condenación de otros.

 

La verdadera teología, ajena al narcisismo y la exaltación, se esconde en las celdas de los devotos de la oración y del ascetismo, en los monasterios que preservan fielmente la tradición patrística, en una discreta lucha ascética en medio del mundo apóstata.

Solo Dios sabe cuántos ejemplares de las Sagradas Escrituras, cuántos volúmenes de las obras de los Padres de la Iglesia, de escritores ascéticos, de vidas de santos, de libros de oraciones y akatistos fueron copiados secretamente a mano, o mecanografiados, lejos de los ojos de la KGB y pasados de una persona a otra en la Rusia soviética.

El autor de estas líneas había visto y leído con frecuencia publicaciones en «Samizdat» de libros del arzobispo Seraphim (Sobolev), sermones y artículos del arzobispo Averky (Taushev), del archimandrita Konstantin (Zaitsev) y otros libros notables.

 

Esta literatura preparaba providencialmente al pueblo ruso para la agresión espiritual que hoy sufre la Ortodoxia en Rusia. Para Rusia, atormentada por los sufrimientos y sumida en pecados, alcoholismo y crímenes excesivos, los libros de los teólogos mencionados han sido tan importantes como el pan. ¿Quizá sea por eso que podemos observar un fenómeno extraordinario en la Rusia actual, el de los "ladrones sabios" que, al salir de las cárceles, se convierten en fervientes hijos de la Iglesia ortodoxa? "No nos es dado saber cómo resonará nuestra palabra" (F. Tyutchev).

 

Los libros publicados por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el extranjero, principalmente en el monasterio de la Santísima Trinidad de Jordanville, y enviados a Rusia durante décadas, han dado buenos frutos. La pastoral para la salvación de los perdidos y descarriados es también teología.

 

En nuestros tiempos, en las postrimerias del Anticristo, asi como en los tiempos de los Concilios Ecuménicos, la teología es donde se desenmascara la herejía, donde se alza la voz en defensa de la Ortodoxia, donde se manifiesta la unidad con los santos no sólo en su conmemoración litúrgica, sino en todo el orden de la vida de la Iglesia.

 

La canonización de los santos nuevos mártires y confesores de Rusia y de los ancianos de Optina por nuestra Iglesia en el extranjero; la glorificación de su santo asceta y teólogo San Juan (Maximovich), la censura de la herejía sofianista y su anatema contra la gran herejía del ecumenismo: todo esto corona la fe ortodoxa durante toda la existencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el extranjero.

Todos sus primeros jerarcas, los ya fallecidos metropolitanos Antonio.

Anastasy y Filaret, el actual metropolitano Vitaly, los fundadores y profesores del Seminario Teológico del Monasterio de la Santísima Trinidad de Jordanville, como el arcipreste Michael Pomazansky y otros; el arzobispo Seraphim (Sobolev) y sus estudiantes y seguidores búlgaros, denunciantes de la herejía del ecumenismo Archimandrita Seraphim (Aleksiev) y Sergei (Yazadzhiev)[3],  El obispo Justin (Popovich), el obispo Gregory (Grabbe), el hieromonje Serafín (Rose), el arcipreste Lev Lebedev, el archidiácono Germain Ivanoff-Trinadtzaty: son aquellos en cuyas palabras Los ortodoxos de hoy buscan y encuentran una guía confiable hacia la salvación específicamente, y lejos de la telaraña de escritos producidos por falsos pastores, modernistas y renovacionistas en los que el Anticristo trata de atrapar a las almas inestables.

La verdadera Iglesia, a diferencia de los Patriarcados apóstatas de hoy, por su propia naturaleza no puede permitir la mezcla de luz y tinieblas, la comunión de Cristo con Belial.

No puede sino ser la fuente de la verdadera teología, que Ella y sólo Ella custodia y transmite al mundo.


PARA VER OTROS CAPITULOS DEL LIBRO HAGA CLIK AQUI: Ecumenismo camino a la perdición 



[1] "Letopis' pochitanija Arkhiepiskopa Ioanna" publ. by St.Herman's Hermitage, 1980, pp.95-96.

[2] San Justin Popovich. "Pravoslavnaia Tserkov i ekumenizm", publicado por el Monasterio Hilandari, Monte Athos, Salonika, 1974. Citado de la traducción abreviada y enmendada del serbio, M. 1993, pág.

[3] Archimandrita Serafín (Aleksiev), Archim. Sergii (Yazadzhiev), "Pochemu pravoslavnomu khristianinu nel'zia byt' ekumenistom" (Porque un cristiano ortodoxo no puede ser ecumenista), SPb., 1992.

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