jueves, 8 de agosto de 2024

IV. LA PARTICIPACION EN LAS LABORES DE LAS TINIEBLAS

 Ludmila Perepiolkina


“La abominación de la desolación de un lugar sagrado”. Estas palabras del profeta Daniel son asociadas por nuestros contemporáneos, rusos en general, en un primer término con las iglesias desacralizadas y destruidas de nuestra tierra.  

 

También hay otra interpretación patrística de las palabras proféticas: “abominación de la desolación en un lugar santo”, a saber, las sedes episcopales ocupadas por jerarcas indignos. Esta interpretación viene a la mente cada vez que vemos la apostasía canónica de los "ortodoxos" ecumenistas llegando al extremo de rezar juntos no solo con los heterodoxos, sino con los idólatras, ocultistas y magos declarados, como fue el caso durante las dos últimas asambleas ecuménicas en Vancouver y Canberra.

 

Solo alguien de espiritualidad ciega puede no estremecerle la idea horrorosa y apocalíptica de los encuentros y asambleas ecuménicas, cada una de estas reuniones van marcando un nuevo grado de degradación espiritual.

 

Es difícil de creer que haya formas de comunión con los heterodoxos, estos ecumenistas en cargos clericales no saben, o han olvidado, que tal tipo de reuniones están expresamente prohibidas por muchas reglas canónicas. Específicamente, el décimo Canon Apostólico dice: “Si alguien reza junto a uno que ha sido excomulgado, inclusive de forma privada en su casa, debe de ser excomulgado el también”. Y según el canon apostólico número 45: “Si un Obispo, sacerdote o diácono se une a la oración de los herejes, que sea suspendido; pero si se les ha permitido cumplir un Servicio litúrgico en calidad de clérigos, que sea depuesto.”[1] [2]

                                                            

Son los jerarcas de los Patriarcados de Moscú, Constantinopla y muchos otros, que, bajo juramento de arzobispo, están obligados a observar los cánones, los preceptos de los Padres de la Iglesia, las Tradiciones de la Iglesia y todas las normas y reglas de la Iglesia Ortodoxa[3], hasta su muerte, ¿son conscientes de que al rezar juntos e intercambiar el beso de amor en las iglesias ortodoxas con los católicos, luteranos, bautistas, pentecostales y otros herejes, traicionan la santa fe ortodoxa? ¿Desafían conscientemente el anatema y los juramentos de los Padres de la Iglesia pronunciados sobre sus “hermanos ecuménicos”, que se han apartado de la Una (es decir, unicum) Santa, Católica y Apostólica Iglesia?

 

“Bendecido es el hombre que no camina bajo el consejo de los impíos”, son las primeras palabras del Salmo 1. ¿Será por mera casualidad que el profeta divino y salmista pusiera esto al comienzo? No hay coincidencias en Dios, es imposible cantar gloria a Dios y glorificarlo a Él en verdad bajo “el consejo de los impíos”.

 

Y no se debe de pensar que los ecumenistas del Patriarcado de Moscú al participar del Consejo Mundial de Iglesias no pretenden estar bajo el “concejo de los impíos”, sino que están para que “den testimonio de la ortodoxia”.

No, ellos participan en las labores del maligno, esforzados en unir a todos aquellos herejes que se encuentran fuera de la Verdad dentro de una “iglesia” universal, ajena a Cristo. Los hechos prueban convincentemente esto. Por momentos incluso los mismos ecumenistas se sinceran quedando de manera manifiesta estos motivos. Así lo hizo el Metropolita Kirill de Smolensk, cabeza del Departamento de Relaciones Exteriores Eclesiales del Patriarcado de Moscú, en la apertura del Congreso Mundial de Iglesias al decir que el CMI era “la cuña de una sola iglesia del futuro” durante la Séptima Asamblea del CMI en Canberra.[4]

 

Es bien sabido que los ecumenistas tratan de nivelar las diferencias y contradicciones interconfesionales y distorsionar nuestros dogmas, cambiar los cánones y la Tradición Ortodoxa de siglos de antigüedad, es decir, quitarnos lo que es la base de la Iglesia de Cristo. El "consejo de los impíos" sabe lo que es más precioso en la Iglesia Ortodoxa y por eso invade sus dogmas y cánones. El mérito bien merecido de la Ortodoxia es precisamente el hecho de que desde el momento del comienzo de la Santa Iglesia y hasta nuestros días, ha conservado fiel e inmutablemente la enseñanza divinamente revelada y la Santa Tradición.

 

“Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis odio desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre” (1 Juan 2:24)

 

“Reten lo que tienes para que ninguno tome tu corona”. (Apocalipsis 3:11). Este es un gran testamento de gran significancia para la Cristiandad Ortodoxa. En la opinión de los liberales eclesiásticos y los renovacionistas, “mantener” y “preservar” significan lo mismo que conservadurismo y estancamiento. “para los ortodoxos consecuentes, sin embargo, este concepto esta lleno de fuerza dinámica: la preservación significa un esfuerzo irreprimible por ser siempre, hasta el final, fieles a la Verdad, por estar armados con esta verdad y por estar preparados para afrontar todas las necesidades y problemas nuevos y a menudo ocultos que se nos presentan a nosotros diariamente”.[5]

 

La iglesia de Cristo es “el pilar y el terreno de la Verdad” (1 Tim. 3.15). De acuerdo con san Teofano el Recluso; “Es en la Iglesia del Dios viviente, donde está el Dios de verdad, o la Verdad en si misma. Todo en El es verdad. No busquen la Verdad en otro lugar”.[6]

 

Por el otro lado, los ecumenistas mantienen que cualquier religión, incluyendo los paganos “son tantas como Dios es uno” por eso ellos llaman a los cristianos a ser tolerantes con la fe de los otros. Al ser tolerantes con los apostatas espirituales, el ecumenismo solo confirma los errores de los heretodoxos cuando expresan su acuerdo con estos adoradores de los herejes, anatematizados por los Padres y así también por la Iglesia de Cristo.

 

Esta condescendencia de los ecumenistas “ortodoxos” esta llamada a “superar las barricadas espirituales”[7] contradiciendo el rigor que Dios mismo nos pide utilizar siempre en nuestra actitud hacia los pecadores que no se arrepienten: “Y si no oyere a la Iglesia, tenle por gentil y publicano”. (Mt. 18,17)

 

Siguiendo a Cristo, sus santos discípulos, como san Juan el Teólogo (2 Juan 1,10), y el sagrado apóstol Pablo (2 Tes. 3,6) también llaman a estar fielmente vigilantes manteniendo una estricta espiritualidad, en la epístola a los Gálatas el apóstol Pablo anatematiza cualquier tipo de distorsión sobre la enseñanza de Cristo: “Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido sea anatema”. (Gal. 1,9)


El metropolitano Vladimir Sabodan (MP) participa en un servicio ecuménico con luteranos y católicos en Finlandia. Helsinki, 22.5.92


Conferencia Mundial de Líderes Religiosos. Moscú, 1982.


PARA VER OTROS CAPITULOS DEL LIBRO HAGA CLIK AQUI: Ecumenismo camino a la perdición 



[1] “Los Cánones o El Libro de Reglas de los Santos Apóstoles, los Santos Concilios Generales y Locales y de los Santos Padres”. Segunda Edición Completa. Publication of the Brotherhood of St. Job of Pochaev in Montreal, Canada, Russian Orthodox Church Abroad, 1974, pp. 21, 26.

[2] N. de T. – extraido del español de: http://www.iglesiaortodoxa.cl/canones/reglas%20apostolicas.htm

[3] Como es sabido, cada obispo durante su ordenación hace un juramento arciprestal que en parte dice lo siguiente: “Prometo observar los Cánones de los Santos Apóstoles y de los Siete Concilios Generales, y de los piadosos Concilios Locales, que han sido legitimados para la preservación de los mandatos correctos, y todos los Cánones y el Estatuto Sagrado en la medida en que han sido formulados en diversos momentos por aquellos que verdaderamente sostienen la Santa Fe Ortodoxa Oriental, y preservar firmemente todos ellos intactos hasta el final de mi vida, y con esta mi promesa doy testimonio de que todas las cosas que ellos han aceptado yo también las acepto, y todas las cosas que ellos han rechazado yo también las rechazo. ... Si yo llegara a transgredir alguna de las promesas dadas aquí, o a romper alguna de las regulaciones divinas... Entonces, que sea inmediatamente privado de mi cargo y de mi autoridad, incluso sin ser denunciado o acusado, y que esté despojado del don celestial, que me fue concedido por el Espíritu Santo durante la ordenación mediante la imposición de manos”.

Véase también Obispo Nikodim, “Pravila Pravoslavnoi Tserkvi s tolkovaniiami” (Las Reglas de la Iglesia Ortodoxa con Explicaciones), vols. 1-2, Academia Teológica de San Petersburgo, 1911-1912.

Archimandrita Ioann, “Opyt kursa tserkovnago zakonovedeniia” (Un Curso Práctico de Derecho Eclesiástico), vols. 1-2, San Petersburgo, 1851.

[4] Véase el boletín diario de la 7ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Canberra “Assembly Line” No. 10, Canberra, 19.2.1991, p. 3. Estas palabras del Metropolitano Kirill también se pueden escuchar en el documental "Kirrkott keskella Canberra" ("La Iglesia en el Medio de Canberra"), que junto con el texto impreso nos fue amablemente proporcionado por la Televisión Finlandesa. El número de grabación es 436-156-02; la película se emitió en el primer canal de la Televisión Finlandesa el 12 de abril de 1991.

[5] Palabras del siempre recordado Primer Jerarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, Metropolitano Filaret (Voznesensky, +1985), que dejó como su último testamento. Cita de "Russkiy Pastyr" No. 7, San Francisco, 1990, p.4.

[6] Obispo Teofano, "Tolkovanie pastyrskikh poslanii sv. apostola Pavla" (Interpretación de las Epístolas Pastorales del Santo Apóstol Pablo), Moscú, 1894, p. 309.

[7] El Periodico del Patriarcado de Moscú (JMP) No. 1, Moscú, 1991, p. 64.

CURSO DE SUPERVIVENCIA ORTODOXA; LA REVOLUCIÓN EN EL SIGLO XIX. Parte VII

    padre Serafín Rose Comenzaremos esta lectura con una cita de metropolitano Anastasi, de sus memorias, que es simplemente una colección d...