lunes, 5 de agosto de 2024

CURSO DE SUPERVIVENCIA ORTODOXA; LA EDAD MEDIA. Parte II

 padre Serafín Rose 



Ahora comienzan las series de lecturas de la historia intelectual moderna, es decir, desde el Cisma de Roma. Esto no será realmente una historia de las corrientes intelectuales. Sino un registro de las tendencias y movimientos que son de importancia histórica, que son sintomáticos del espíritu de la época y que marcan desarrollos ulteriores. Intentaremos distinguir los puntos esenciales de los incidentales, es decir, los rasgos que son inherentes de la filosofía que subyace en cada época y que perduran a través de los siglos, de otros caracteres que simplemente dependen de eventos pasajeros. Por ejemplo, no nos interesa que algunos de los franciscanos espirituales pensaran que Federico II era el Anticristo o de que el mundo terminaría en 1260, o que en el siglo XIX William Miller pensara que el fin del mundo ocurriría en un día determinado en 1844; pero los caracteres quiliásticos subyacentes en estas ideas insensatas son de que discutiremos y hablaremos, ya que son estos los que ayudan a determinar nuestro panorama en la actualidad.

Voy a repetir algo que dije en la conferencia introductoria: la razón por la que estamos haciendo esto no es solo para tener una perspectiva de lo que es verdadero y lo que es falso, para desechar todo lo que es falso y conservar todo lo que es verdadero, porque de todo de lo que hablare es falso. Pero será extremadamente importante para nosotros entender por qué es falso y cómo se alejó de la verdad. Si entendemos eso, tendremos alguna idea de lo que hoy en día sucede en el mundo y cuál es la estructura intelectual contra la cual debemos luchar.

Aunque al decir que todo lo que voy a decir es falso, me refiero a que es falso desde un punto de vista estrictamente ortodoxo. Allí, el conjunto, por supuesto, es relativo en comparación con lo que sucede en el mundo hoy. Todos estos movimientos de los que hablamos (desde Tomás de Aquino hasta el arte medieval, el arte del Renacimiento europeo, etc.) tienen mucho más valor que cualquier cosa que esté sucediendo en el mundo hoy. Sin embargo, hay toda una cosmovisión subyacente que produjo estas cosas, y podemos ver cómo esta comenzaba a distanciarse de la ortodoxia.

La historia de Occidente desde el Cisma de Roma es un todo lógico y coherente, y las ideas que gobiernan a la humanidad hoy son un resultado directo de las ideas sostenidas en el siglo XIII. Ya que ahora la filosofía occidental domina el mundo entero, no hay otra filosofía excepto la filosofía cristiana ortodoxa que tenga alguna fuerza, porque todas las civilizaciones han sido subyugadas por Occidente, esto significa que lo que ha sucedido en Occidente estos últimos novecientos años es la clave para entender lo que está sucediendo hoy en todo el mundo.

El término “Edad Media” es en sí interesante porque sólo existe en Occidente. Todas las demás civilizaciones, ya sean cristianas, como la bizantina o la rusa, o no cristianas, como la china o la india, se pueden dividir en dos períodos, que son, el período antiguo en el que estas civilizaciones se regían por su propia filosofía, cosmovisión y tradición y el período moderno, cuando quedaron subyugadas por Occidente. Y no hay ninguna transición notable de un período al siguiente. Se trata simplemente de que uno se ve superado por el otro.

Pero en Occidente, algo especial ocurrió durante el período conocido como la Edad Media, que es la transición entre la antigüedad, es decir, la antigüedad cristiana, y la era moderna. Y el estudio de lo que sucedió cuando estos cambios se estaban dando, especialmente entre los siglos XII y XIII, proporciona la clave para lo que está ocurriendo en estos tiempos. Trataremos de ver ahora cómo se desarrolló la cosmovisión moderna fuera de la Ortodoxia, fuera del cristianismo.

La raíz de toda la historia moderna radica, como hemos dicho, en el cisma de la Iglesia de Roma, sobre el cual Iván Kireyevsky habla muy bien porque, habiendo sido él mismo un hijo de Occidente y habiendo ido a Alemania a estudiar con los filósofos más avanzados, Hegel y Szczecink, estaba completamente impregnado del espíritu occidental, y luego se convirtió completamente a la ortodoxia, y por lo tanto vio que estas dos cosas no pueden combinarse. Y quería averiguar por qué son diferentes y cuál es la respuesta en el alma de uno, que debe elegir uno.



Imagen de Ivan Kireyevsky (1806 - 1856) 

Así que dice, en primer lugar, que por supuesto Roma fue una vez parte de la Iglesia universal de Cristo, y a lo largo de los primeros siglos no hay duda de que el patriarcado romano es un patriarcado ortodoxo perfectamente legítimo, e incluso tiene una primacía de honor que es la misma que tenía el patriarca de Constantinopla hasta tiempos recientes, y la tendría hoy si aún fuera ortodoxo, lo que no significa que sea una especie de papa, sino sólo que es el primero entre iguales. Es decir, preside las reuniones de obispos y demás.

Pero, como dice Kireyevsky, ahora cito, «Cada patriarcado, cada tribu, cada país en el mundo cristiano no ha dejado de preservar sus propias características mientras participa al mismo tiempo en la unidad común de toda la iglesia. Cada pueblo, como resultado de circunstancias locales, tribales o históricas, ha desarrollado en sí mismo algún aspecto de la actividad mental, de modo que es bastante natural que en su vida espiritual y en los escritos de sus teólogos mantenga esta misma característica especial, aunque iluminada por una conciencia superior, es decir, la cosmovisión de la ortodoxia. Así, los escritores teológicos de las tierras sirias dirigen su atención principalmente, parece, a la vida contemplativa interior, desvinculada de este mundo. Los teólogos romanos, por otro lado, se ocupaban especialmente de los aspectos de la actividad práctica y la conexión lógica de los conceptos. Pero los escritores espirituales de la Bizancio ilustrada, más que los otros, estaban interesados en la relación del cristianismo con las ciencias que por separado florecían a su alrededor, y que al principio querellaron contra el mismo, para luego someterse a él»

Y ahora habla en particular de Occidente: «parece que la característica distintiva de la mente romana es precisamente una convicción de que el racionalismo exterior pesa más que la esencia interior de las cosas. Entre todas las características del hombre romano y todas las vueltas de sus actividades intelectuales y del alma, vemos una característica común, que el orden exterior de sus conceptos lógicos era para el más real que la realidad misma, y que el equilibrio interior de su existencia lo conocía sólo en el equilibrio de sus concepciones racionales o actividad formal exterior.»

Luego habla en particular del bienaventurado Agustín: «ningún padre de la Iglesia antiguo o moderno mostró tal amor por la cadena lógica de verdades como el bienaventurado Agustín. Ciertos de sus trabajos son, por así decirlo, una sola cadena de hierro de silogismos, inseparablemente unidos eslabón a eslabón. Quizás por esto a veces se deja llevar demasiado, y a pesar de toda la armonía externa, no lograba percibir la unilateralidad interna de su pensamiento, tanto es así que, en los últimos años de su vida, él mismo tuvo que escribir refutaciones de algunas de sus declaraciones anteriores.»

Y sabemos, por supuesto, que Agustín se desvió en la cuestión del libre albedrío porque él mismo sentía tan fuertemente la acción de la gracia en su conversión que no apreciaba completamente la enseñanza patrística de los padres ortodoxos sobre el «libre albedrío» que Juan Casiano en Occidente se apreciaba y enseñaba.

Nuevamente, Kiereyetsky dice: «dado que el apego especial de la mente romana a la cadena exterior de conceptos no estaba exento de peligro para los teólogos romanos, incluso cuando la Iglesia romana todavía era una parte viva de la Iglesia ecuménica, cuando la conciencia común de todo el mundo ortodoxo restringía cada característica especial en un equilibrio legítimo, es comprensible que después de que Roma se separó de la Iglesia ortodoxa, este rasgo particular se volviera decisivo y dominante en la calidad de las enseñanzas de los teólogos romanos. Puede incluso ser que este apego a la racionalidad, esta inclinación excesiva hacia el pensamiento exterior de conceptos, fuera una de las principales razones de la misma caída de Roma. En cualquier caso, el pretexto para la caída no está sujeto a duda. La Iglesia Latina añadió un dogma al símbolo original de la fe, el credo, una adición que era contraria a la antigua tradición en la conciencia común de la Iglesia y fue justificada únicamente por las deducciones lógicas de los teólogos occidentales»

Y nuevamente dice, «Nos queda bastante claro por qué los teólogos occidentales con todo su escrupuloso rigor lógico no podían ver la unidad de la Iglesia de otra manera que no fuera a través de la unidad exterior del Episcopado. Fin de la cita de él.»

Ahora, nuevamente, habla sobre otro punto, y esto también explica por qué podían asignar un valor esencial a las obras exteriores de un hombre, por qué, cuando un alma estaba interiormente preparada pero tenía una insuficiencia de obras exteriores, no podían concebir otro medio de su salvación que un período definido de purgatorio, porque, finalmente, podían asignar a ciertos hombres incluso un exceso de obras exteriores meritorias y dar esta valía a aquellos que tenían insuficientes obras exteriores. Esto significa todo el sistema latino de indulgencias y las obras supererogatorias de los santos, de las cuales hay un tesoro completo de buenas obras, que se suman como en un banco, y cuando tienen demasiadas para su salvación, las derraman y el Papa las distribuye a otras personas, de una manera muy legalista.

«Cuando Roma se separó de la Iglesia ecuménica, el cristianismo de Occidente recibió en sí mismo el embrión de ese principio que era la característica común de todo el desarrollo greco-pagano, el principio del racionalismo. La Iglesia romana se separó de la Iglesia oriental al cambiar ciertos dogmas que habían existido en la tradición de todo el cristianismo, por otros dogmas que eran el resultado de meras deducciones lógicas.»

El resultado es la Edad Media, es decir, la escolástica. Y sobre esto Kireyevsky dice, «Tal interminable y cansino malabarismo de conceptos durante setecientos años, este inútil caleidoscopio de categorías abstractas girando incesantemente ante el ojo de la mente, estaba destinado al final a producir una ceguera generalizada en torno a aquellas vivas convicciones que yacen por encima de la esfera de la comprensión racionalista y de la lógica.

Un hombre asciende a convicciones no mediante la vía de los silogismos; sino, por el contrario, cuando se esfuerza en fundamentar sus convicciones en base a deducciones silogísticas, sólo distorsiona la verdad de estas si no es que las aniquila por completo. (…) Y así la Iglesia occidental, ya para el siglo IX, sembró en sí misma la semilla inevitable de la Reforma que colocó a la misma Iglesia ante el juicio de esta misma razón lógica que la Iglesia romana había exaltado. Un hombre perspicaz ya podía ver a Lutero detrás del Papa Nicolás I», - el Papa que excomulgó a San Focio y pretendió ser la cabeza de la Iglesia en el sentido posterior de los papas. - «Al igual que en palabras de los católicos romanos, un hombre perspicaz del siglo XVI podría ver detrás de Lutero a los racionalistas protestantes del siglo XIX».

«La Iglesia romana se apartó de la verdad sólo porque deseaba introducir en la fe nuevos dogmas desconocidos para la tradición de la Iglesia y engendrados por las conclusiones accidentales de la lógica occidental. De esto se desarrolló la filosofía escolástica dentro del marco de la fe, luego una reforma en la fe, y finalmente la filosofía fuera de la fe. Los primeros racionalistas fueron los escolásticos. Se podría decir que los novenos y últimos racionalistas son los hegelianos de su época, se podría decir que la Europa del siglo XIX terminó el ciclo de su desarrollo que había comenzado en el noveno.»

Eso da una visión muy precisa que es una explicación muy plausible del mecanismo por el cual Roma dejó la Iglesia y desarrolló toda la cosmovisión moderna que es tan anti-ortodoxa.

Es muy difícil profundizar más que eso, encontrar algún tipo de razones más profundas porque esas cosas están ocultas para nosotros. El diablo está constantemente trabajando. Bien puede ser que el diablo estuviera intentando una y otra vez y cuando encontró a los egipcios listos para entrar en el sisma monofisita, tal vez tenía planes de convertirlos en el instrumento que usaría para formar la apostasía, o tal vez la mentalidad armenia, y así sucesivamente, pero sucedió que fue la mentalidad romana la que funcionó, porque una vez que se apartó de la ortodoxia, libre para desarrollarse según sus propios principios, se convirtió en una fuente de una filosofía completamente nueva que tenía el poder de abrumar al mundo, lo cual finalmente hizo en nuestro tiempo.

Así que con el cisma que se hizo definitivo alrededor de, decimos, con 1054, las excomuniones de Roma y Constantinopla, la lógica romana se coloca por encima de la unidad de la Iglesia, por encima de la conciencia de la Iglesia, de modo que el Espíritu Santo ya no la guía, como en la Iglesia ortodoxa, sino que ahora hay una autoridad exterior, el Papa. Y los historiadores occidentales mismos dejan bastante claro que en este momento algo nuevo entró en la Iglesia, en Occidente. Antes de esto había alejamiento temporal entre Oriente y Occidente, vemos en la época de San Focio y el Papa Nicolás y, incluso hubo excomuniones, pero luego una restauración de la comunión. El mismo Carlo Magno, al hacer un imperio rival en Occidente, también fue la causa de fricción, pero no fue hasta este siglo XI que el alejamiento se convirtió ahora en una separación.

Y, al mismo tiempo, entró en Occidente este nuevo principio, que se describe en el libro del ecumenista dominicano, Yves Congar, Novecientos años después[1], hablando de las posibilidades de unión con Oriente. Precisamente menciona esto como una de las cosas que habrá que superar antes de que pueda haber unidad. Dice: «un fiel de los siglos IV o V, se hubiera encontrado menos desorientado dentro de las formas de piedad del siglo XI, que un fiel del siglo XI con las del siglo XII.», esto es, en Occidente, en el siglo XI, en el siglo del cisma y en el XII, en plena Edad Media.

«Pero la escisión sólo ocurre en Occidente donde, desde el fin del siglo XI hasta el del siglo XII, todo se transformó; no ocasiona ningún cambio en Oriente, donde por tantos conceptos las cosas cristianas son todavía hoy día iguales que las que existían antes de finalizar el siglo XI.»

Y aquí cree que llegamos al meollo de nuestro asunto: «Desde fines del siglo XI hasta finalizar el siglo XII, Occidente da un viraje decisivo, comienza una página nueva:

a) de una visión del mundo esencialista, ejemplarista, a una visión interesada por la existencia, de las cosas naturalistas. Es el paso de un universo de causalidad ejemplar, en el que los enunciados reciben su verdad del modelo trascendente que imitan las cosas, a un universo de causalidad eficiente, en el que el espíritu busca la verdad en las cosas y en determinaciones empíricas;

b) del símbolo a la dialéctica. Dicho con más precisión, de una percepción sintética a la afición al análisis y a las «cuestiones». Es el comienzo, tan bien estudiado ahora, de la escolástica. Ahí está ante nuestros ojos el punto esencial. La discrepancia entre los dos mundos oscila entre una actitud de percepción sintética buscando la relación de las partes con el todo, y una actitud de análisis. »  

«En el fondo – dice Ives Congar – ¿no será hacia esto que la filosofía de los eslavófilos dirigirá sus críticas del catolicismo, en el siglo XIX? »  Y aquí el precisamente se refiere a Jomiakov y a Kireyevsky

«de un régimen de tradición, que concuerde bien con un estatuto de percepción sintética, a un régimen escolar, universitario, de investigación personal, que concuerde con el análisis. Oriente sigue un régimen de tradición y se puede decir que una de las principales diferencias son los pueblos ortodoxos es el que estos no están formados como los latinos por medio de la escuela. Los teólogos latinos, acostumbrados a la escolástica, se han desorientado muchas veces al ver que los Griegos no atendían a sus razones, parapetándose en el dominio de los textos patrísticos y de los cánones conciliarios» que era el modo en que razonaban todos los cristianos antes del cisma.

«Pero esta ciencia permaneció ignorada para Oriente que, no teniendo escolástica, tampoco conocerá la Reforma, ni el racionalismo: los tres grandes factores con los que el catolicismo moderno ha modelado su aspecto.»

«en la primera mitad del siglo XIII, aparece y se instaura en Occidente, un nuevo tipo de enseñanza y de estudio teológico: a la enseñanza o al estudio de tipo monástico, contemplativo, unido a la vida litúrgica de las abadías o de las catedrales, que había predominado hasta entonces, se añade primero y se sustituye luego una enseñanza y un estudio de tipo universitario, racional. (…) En Oriente, la enseñanza y el estudio de la teología, incluso de la filosofía, permanecieron fieles a un estatuto religioso.»

Ahora intentaremos examinar algunos ejemplos de lo que él quiere decir. Habla de un nuevo espíritu, un nuevo espíritu de interés en el mundo de querer analizar una técnica completamente nueva de estudio. Dependencia de la razón humana, que el Oriente nunca tuvo. Así que primero examinaremos la cuestión de la escolástica.

La Escolástica

Y el pobre Tomás de Aquino ha sido tan criticado por nosotros los ortodoxos que realmente deberíamos leerlo para ver qué tiene que decir en particular. Porque sólo leer un poco de él revela bastante claramente la cosmovisión subyacente que tiene. ¿Qué tipo de preguntas hace? ¿Cómo las responde y la forma en que razona? Él por supuesto tiene un libro tremendamente grande, del cual creo que ahora está todo en inglés en veinte volúmenes o algo así, la Suma Teológica, en la que se supone que está todo sobre Dios sobre el hombre sobre el diablo el mundo, el fin del mundo, el comienzo del mundo. Todo lo que el hombre debe saber, y lo tiene todo dividido en diferentes preguntas en categorías.

Y aquí hay un ejemplo de cómo razona. Por ejemplo él pregunta «¿Es el diablo directamente la causa del pecado del hombre?»[2]  Sabemos que el diablo actúa sobre nosotros y un hombre cae en pecado, y él hace todo tipo de preguntas acerca de cómo esto sucede, y por lo tanto, pregunta la cuestión específica de si el diablo es directamente la causa del pecado del hombre. Por supuesto un escritor ortodoxo diría, por supuesto, que tenemos que luchar. El diablo trata de tentarnos, pero no podemos ser tentados contra nuestro poder. Tenemos muchos textos que pueden mostrar eso. Santos padres las Escrituras y así sucesivamente, sabemos que ahora vamos a tener un enfoque sistemático de esta cuestión.

En primer lugar, en el método escolástico tienes que tener objeciones. Al igual que en la canonización de santos, tienes que tener un abogado del diablo, que recopila todas las noticias sucias que puede obtener sobre el santo. Inventa cosas y trata de abrumar la evidencia, y de esa manera supuestamente al tener tanto lo positivo como lo negativo, serás objetivo y finalmente llegarás a la verdad.

Así que tenemos «Objeción Uno: Parecería que el diablo es directamente la causa del pecado del hombre.»  

Tenemos esta objeción, porque es exactamente lo contrario de la respuesta que quiere dar:

 «Porque el pecado consiste directamente en un acto del apetito. Ahora bien, Agustín dice que el diablo inspira a sus amigos con deseos malvados. Beda, comentando sobre eso, dice que el diablo atrae la mente a deseos malvados, y Isidoro dice que el diablo llena los corazones de los hombres con codicias ocultas secretas. Por lo tanto el diablo es directamente la causa del pecado»

Por supuesto, esta evidencia puede ser descartada. Porque está citando a estas personas que dijeron que ni siquiera pretendían significar, lo que este objetor quiere decir. Así que ya ves que tienes que retorcerte y hacer un razonamiento unilateral. Y él lo permite, lo pone allí como un argumento para refutarlo.

Luego tenemos otra objeción, «Objeción Dos: “además, Jerónimo dice que así como Dios es el perfeccionador del bien, así es el diablo el perfeccionador del mal.” Pero Dios es directamente la causa de nuestro bien. Por lo tanto el diablo es directamente la causa de nuestros pecados.»

Es muy lógico, tienes a Dios por un lado, pero, por supuesto, hacemos el bien por nosotros mismos además de tener la ayuda de Dios, así que esto es ridículo.

Pero continuaremos con una «Objeción Tres: Además el filósofo dice[3]. En un capítulo de la Ética “debe ver algún principio extrínseco del Consejo humano”. Ahora el Consejo humano no es sólo sobre cosas buenas, sino también sobre cosas malas. Por lo tanto, así como Dios mueve al hombre a tomar buen consejo, y así directamente es la causa del bien, así el diablo lo mueve a tomar mal consejo. En consecuencia es directamente la causa del pecado.»

Y ahora va a barrer todo y mostrar cuál es la verdad. Así que dice. «Por el contrario Agustín prueba que nada más que su propia voluntad hace que la mente del hombre sea esclava de su deseo. Ahora el hombre no se convierte en esclavo de su deseo excepto a través del pecado. Por lo tanto la causa del pecado no puede ser el diablo, sino sólo la propia voluntad del hombre.»

Y luego da su respuesta. «Respondo que el pecado es una acción, y así una cosa puede ser directamente la causa del pecado de la misma manera que cualquiera es directamente la causa de una acción. Y esto sólo puede suceder moviendo el principio propio de esa acción a actuar. Ahora el principio propio de una acción pecaminosa es la voluntad, ya que todo pecado es voluntario. En consecuencia, nada puede ser directamente la causa del pecado excepto aquello que puede mover la voluntad a actuar.»

No hay nada parecido en los Santos Padres. Esta es la demostración lógica según el esquema ABC, es decir, una argumentación silogística.

«Ahora la voluntad como hemos dicho anteriormente, puede ser movida por dos cosas, primero, por su objeto en la medida en que lo apetecible aprendido se dice que mueve el apetito. Segundo, por ese agente que mueve la voluntad internamente a querer. Y esto no es otro que la propia voluntad o Dios, como hemos mostrado anteriormente. Ahora Dios no puede ser la causa del pecado como se dijo anteriormente, por lo tanto se sigue que en este respecto, sólo la voluntad del hombre es directamente la causa de su pecado», y así sucesivamente.

Continúa y luego responde a las objeciones. Todo mostrando que ha intentado dividir esta cuestión que es muy simple sobre cómo el pecado actúa en nosotros. Y los Santos Padres no te lo dividirán así. Te dirán en general la cuestión de cómo un hombre peca. Y no tendrás que dividirlo así porque es una cuestión completa. Es una cuestión muy existencial. Tenemos que saber cómo actúa el pecado, y si cómo el diablo trabaja en nosotros. Pero cuando lo divides, entonces te sientas muy contento de haber razonado las cosas. Y es bastante diferente del enfoque patrístico-ortodoxo. Ya has hecho preguntas que comienzan a rizar el rizo.

Por ejemplo hay una pregunta. «Si Eva y no Adán, hubiera pecado, ¿sus hijos habrían contraído el pecado original?» ¿Sabes si Eva hubiera pecado y luego Adán no la hubiera seguido? Habríamos caído. ¿Tendríamos pecado original? ¿El hombre sería inmortal? Es una pregunta muy abstracta. ¿Quién pensaría en eso? Y tenemos la objeción. «Parecería que si Eva y no Adán hubiera pecado, entonces los hijos habrían contraído el pecado original de todos modos. Porque contraemos el pecado original de nuestros padres, en la medida en que una vez estuvimos en ellos según la palabra del apóstol cuando dice “En quien todos pecaron”, ahora un hombre preexiste en su madre así como en su padre por lo tanto. Un hombre habría contraído el pecado original del pecado de su madre así como del de su padre».

Nuevamente segunda objeción: «si Eva y no Adán hubiera pecado, sus hijos habrían nacido sujetos al sufrimiento y la muerte. Ya que es la madre la que proporciona la materia en la generación como afirma el Filósofo Aristóteles. Y la muerte y la sujeción al sufrimiento son los resultados necesarios de la materia. Ahora, la sujeción al sufrimiento y la necesidad de morir son castigos del pecado original, por lo tanto si Eva y no Adán hubiera pecado, sus hijos contraerían el pecado original.»

Objeción tres: «Además Damasceno, San Juan Damasceno, dice que el Espíritu Santo vino sobre la Virgen, de quien Cristo iba a nacer sin pecado original. Purificándola. Pero esta purificación no habría sido necesaria si la infección del pecado original no se contrajera de la madre. Por lo tanto la infección del pecado original incluso si Adán no hubiera pecado.»  

Tomás de Aquino va a enseñar lo contrario, por lo que dice: «Por el contrario, el apóstol dice, “Por un hombre el pecado entró en este mundo”. Ahora si la mujer hubiera transmitido el pecado original a sus hijos, habría dicho que entró por dos ya que ambos pecaron, o más bien que entró por una mujer, ya que ella pecó primero. Por lo tanto el pecado original se transmite a los hijos no por la madre sino por el padre. Respondo que la solución de esta cuestión se aclara por lo que se ha dicho. Ya que se ha afirmado que el pecado original se transmite por el primer padre en la medida en que él es el motor en la procreación de sus hijos, y así se ha dicho que si alguien fuera engendrado sólo materialmente de carne humana, no contraería el pecado original. Ahora es evidente que en la opinión de los filósofos, el principio activo de la generación es del padre, mientras que la madre proporciona la materia. Por lo tanto, el pecado original se contrae no de la madre sino del padre, de modo que si Eva y no Adán hubiera pecado, sus hijos no contraerían el pecado original, mientras que si Adán y no Eva hubiera pecado lo contraerían.»

Y luego responde a las objeciones en una cuestión que obviamente está más allá de nuestra capacidad. ¿Por qué Dios lo hizo así? Así es. No es para nosotros especular sobre estas cuestiones que no son para nuestra salvación, que sólo muestran que tienes tiempo para sentarte en tus sillas universitarias y discutir cuestiones ociosas. Es una cuestión totalmente inútil, y él la resuelve y piensa que tiene la respuesta. En la forma en que razona, puedes ver que obviamente esto es muy, muy diferente del espíritu de los santos padres, que no van de una cadena lógica de razonamiento. Es todo lógica, y a veces llega a conclusiones ridículas simplemente siguiendo la lógica.

Entonces podemos ver que aquí - y él es el pináculo de la escolástica – esto resulta de una sistematización de la enseñanza cristiana. Y en realidad subordina la enseñanza cristiana a la lógica, pero la lógica misma por supuesto, depende del punto de partida. Y pensaban que estaban comenzando con la revelación cristiana básica. Pronto veremos que hay todo tipo de otras cosas que entran, que afectan la razón. En este sistema escolástico, la lógica se convierte en la primera prueba de la verdad. Y la fuente viva de la fe se coloca en un lugar secundario. Y es por eso que más tarde la gente lo odiaba tanto, porque lo sentían como un marco completamente muerto en el que no queda vida, discutiendo ociosamente cuestiones que a nadie le importan. Y cuando discutes cuestiones verdaderas, las aplastas y las matas. Y un hombre occidental bajo esta influencia comienza a perder su relación viva con la verdad. Y así el cristianismo se reduce a un sistema al nivel humano, y esta es una de las raíces principales de los errores posteriores en Occidente. Que en realidad pueden resumirse como el intento de hacer por esfuerzos humanos algo mejor que el cristianismo. Dostoyevsky tiene una pequeña historia sobre esto en la leyenda del gran Inquisidor, en los hermanos Karamazov, en la que describe muy agudamente lo que hicieron los papas, es decir, toda la iglesia occidental haciendo algo mejor que la ortodoxia por sus propios poderes.

Puedes ver esto por ejemplo en la célebre prueba de la existencia de Dios de Anselmo, quien inventó la nueva prueba de la existencia de Dios. Como puedes ver, es extremadamente ingeniosa y no prueba nada. Él dice, «Qué es Dios Dios debe ser aquello que nada mayor puede ser concebido». Y hasta un ateo dirá, «Bueno, si hay un Dios, Él debe ser aquello mayor que lo cual nada existe o puede ser concebido, porque no hay nada mayor que Dios», según aquellos que creen en Él. Así que ¡ajá! Tomas el primer punto en segundo lugar.

La existencia es ciertamente una característica positiva, y algo que debe ser poseído por algo que es mayor que cualquier otra cosa que pueda ser concebida.

No es así. Y piensas «Bueno por supuesto, si una cosa es realmente mayor que cualquier otra cosa, debe tener existencia porque eso es algo positivo. Y algo que es inexistente no será mayor que algo que es existente», luego dice «Por lo tanto, dado que aquello que nada mayor puede ser concebido debe tener como una de estas características, que lo hacen mayor que cualquier cosa que pueda ser concebida, la existencia. Por lo tanto debe existir. Así que Dios existe, y como ves este hombre te está engañando.

Si ya crees puedes decir, ajá eso es muy bonito, puedes probarlo por las leyes de la mente. Pero si no crees en ello, sientes que has sido engañado por esta llamada prueba porque no estás dispuesto a conceder en primer lugar que esta cosa es algo más que una imaginación. Y vemos en esto ya las semillas del subjetivismo posterior en Occidente.

Esto es realmente lo mismo que Descartes intentó hacer cuando intentó probar su propia existencia diciendo «Pienso, luego existo». Y es también algo que más tarde Apostolos Makrakis iba a hacer cuando dijo que él era el primer hombre en la historia de la Ortodoxia en probar la existencia de la Trinidad. Como si antes de este tiempo todos los padres hubieran estado perdiendo su tiempo. Y él fuera el primero en tener suficiente inteligencia y comprensión de la filosofía, para probar lo que los santos padres no podían probar.

Makrakis tiene exactamente esa misma mentalidad de «por mis propios esfuerzos, les daré a ustedes, simples personas que creían en lo que se les decía, les daré la verdadera explicación de las cosas». Y esto es exactamente lo que personas como Anselmo están tratando de hacer. Este es nuevamente el espíritu de tratar de mejorar el cristianismo. Tratando de aceptar no como los santos padres aceptaron en simple fe, sino probando por medios de «en realidad está bajo la influencia de todas esas nuevas corrientes que entran», y especialmente por supuesto Aristóteles, quien fue muy influyente en esos tiempos, porque parecía tener una especie de filosofía universal. Exceptuando al cristianismo, su visión de la naturaleza se consideraba absolutamente la verdad. Así que este, el primer punto, de Escolástica a la razón humana se convierte la medida en lugar de la tradición, y eso es exactamente donde Roma se desvió, pero esto es sólo parte de todo el panorama de lo que sucedió en la Edad Media.

 

El romance

Algo más sucedió. Y es que la tradición ortodoxa no sólo se racionaliza, sino que también se mezcla con el romance. El elemento de las leyendas paganas que entran en las vidas de los santos ortodoxos en este tiempo hizo que haya algunas vidas de santos que tenemos en nuestras fuentes. Ortodoxas, si lees la misma vida de un santo en una fuente latina medieval, quedarás completamente asombrado. Tomemos un ejemplo, la vida de San Cristóbal, que es conocido, en realidad no se sabe mucho sobre él, pero su vida es conocida. Era un soldado y fue martirizado. Sometido a torturas, y hay una serie de milagros en la vida. Tiene un bastón que brota, esto estaba en la tradición de las vidas de los santos ortodoxos.

Pero hay un libro escrito en el siglo XIII, que existe en inglés «La leyenda dorada», que es una síntesis o una compilación de Vidas de Santos. Como tenemos lecturas diarias de Dimitri de Rostov; sus Vidas de Santos, en la que cada día se corresponde a una vida de un santo, la Leyenda Dorada las convierte en cuentos de hadas o algo por el estilo, no sólo al relatar algo.

Así que parece que según esta “vida”, San Cristóbal era una especie de bárbaro que decidió que quería ir en busca del rey más poderoso del mundo para servirle. Y encuentra algún tipo de rey poderoso que es grande como siempre sucede. Y le sirve y está muy feliz, porque entonces puede ser valiente y valeroso y luchar por él, y luego llega un juglar a esta corte, probablemente has visto a estas personas yendo de un lado a otro, trovadores y demás. Y un juglar llega a su corte y comienza a cantar, y canta sobre el diablo menciona al diablo, y cada vez que menciona al diablo, el rey hace la señal de la cruz. Parece ser algún cristiano. Y San Cristóbal está asombrado. «¿Por qué hiciste la señal de la cruz?» Y le pregunta. «¿Por qué hiciste la señal de la cruz cada vez que mencionó al diablo?

—Porque soy cristiano, tengo miedo del diablo.

—Miedo del diablo, eso significa que el diablo debe ser un rey más poderoso que tú. Voy a ir y servir al diablo. Así que se va en busca del diablo para servirle porque es un rey más poderoso. Y finalmente encuentra a alguien en el camino que dice.

—¿Quién eres?

—Soy el diablo.

—Bien, quiero servirte. Eres el rey más poderoso del mundo».

Así que emprende el servicio del Diablo, y va con él en sus aventuras a varios lugares. Y llegan a una cruz y el Diablo de repente retrocede, duda y huye, y Cristóbal dice:

«¿Por qué huiste? Pensé que eras el rey más poderoso del mundo. No no puedo soportar la cruz. ¿Por qué no? No te lo diré»,

él dijo. «No si no me lo dices iré en busca de algún otro rey poderoso, porque no eres tan poderoso».

Y le explicó que había alguien que murió en la cruz, a quien teme, y su nombre es Cristo. Así que dice «Ah, eso significa que hay un rey aún más poderoso. Iré y serviré a Cristo».

Y así se va en busca de Cristo. Llega algún tipo de hombre santo, un monje o algo así. Y dice «— ¿Dónde puedo encontrar a Cristo?».

Él dice «—Bueno le cuenta sobre Cristo»,

él dice. «—Oh, quiero servirle. ¿Cómo le sirvo?»

 «—Bueno empieza a ayunar».

Él dice «—Oh, no puedo ayunar».

«¿No puedes ayunar?» «Bueno entonces empieza a orar».

«—Oh, no puedo orar».

«Bueno no puedes orar». «Bueno, en ese caso ve a cierto río y construye una cabaña y siéntate en el río y espera a que la gente venga y los lleves al otro lado del río. Y de esa manera servirás a Cristo. Así que va al río, construye su lugar y se sienta allí, y una noche, una noche tormentosa escucha una pequeña voz. «¡Cristóbal, Cristóbal!»

Tres veces sale y no ve a nadie, y la tercera vez sale y ve a un niño pequeño, un niño muy pequeño de pie en la orilla y diciendo, «Cristóbal, llévame al otro lado del río».

Así que lo pone en sus hombros, cruza el río, y mientras tanto el río sube más y más y más, y el niño se vuelve más pesado y más pesado y más pesado, finalmente le dice al niño

«Siento como si estuviera llevando el mundo entero en mis hombros».

Y él dice «No sólo llevas el mundo entero llevas al Creador del mundo», y entonces se va y es martirizado y demás, y puedes ver obviamente que esto es un cuento de hadas absoluto introducido en la vida de un santo.

Por las razones que no sabemos. Tal vez hay influencias paganas el resultado de una muy buena imaginación. Bueno de todos modos, este elemento de romance entra incluso en algo como la vida de un santo, se convierte en un cuento de hadas totalmente inventado. Y es por eso que ves a católicos e incluso a algunos ortodoxos pintar íconos de San Cristóbal con el niño Jesús en su hombro, porque la palabra «Cristóforo» significa «portador de Cristo» por lo tanto. Hacen una especie de interpretación literal y crean una historia para adaptarla.

Y en muchos otros casos vemos que en las fuentes católicas romanas incluso desde el apogeo de la Edad Media en el siglo XIII, hay muchos de estos elementos románticos que entran. No podemos confiar en esas fuentes, y ésta fue la razón por la que los estudiosos posteriores llegaron a desconfiar de las fuentes. También, por supuesto, hay cosas como las leyendas del Grial, que provienen de leyendas celtas, leyendas paganas, la Leyenda Dorada.

Un nuevo concepto de santidad

Así que hemos visto en la Edad Media el racionalismo la lógica. Reemplazando la fe o tomando el control y moldeando ahora la fe. Convirtiéndose en el criterio, elementos románticos entrando, y ahora llegamos a un punto muy importante que tal vez sea incluso más importante que la escolástica. Porque al final esto hará más para traer al anticristo que la escolástica. Este es el concepto de santidad que ahora se vuelve diferente del concepto ortodoxo de santidad, y el mejor ejemplo de esto es la vida de Francisco de Asís.

El hecho de que este hombre se volviera tan popular de hecho, tremendamente popular dondequiera que iba la gente lo seguía. Actuaba como si Cristo mismo viniera a ellos, y cantaban y lo acompañaban, despertaba gran entusiasmo, lo que muestra que estaba muy en el espíritu de su tiempo. Pero si miramos su vida, vemos que es tan extraña desde el punto de vista ortodoxo. Y podemos decir que no es en absoluto una vida ortodoxa de un santo.

Por un lado fundó una nueva forma de vida, inventó la regla de la pobreza porque un día en la iglesia se estaba predicando el Evangelio sobre la pobreza. Sobre los apóstoles que no llevaban nada con ellos cuando predicaban, aunque más tarde por supuesto. Los apóstoles sí llevaban dinero y demás. La primera vez que salieron, fueron de dos en dos a las ciudades predicando a los judíos y no llevaban nada con ellos. Y él escuchó esto en la iglesia y se inspiró para inventar una nueva regla, una nueva forma de vida, una regla de pobreza basada en el Evangelio. Como si no hubiera habido una tradición monástica antes de él. Que sí la había, y había muchos grandes santos en ese tiempo.

Por supuesto, podría mirar alrededor. Tal vez los monasterios estaban corruptos y demás, y quería algo diferente. Pero ya hay algo sospechoso en pensar que va a hacer algo nuevo, una regla de vida completamente nueva, basada no en los santos padres. Y si no le gustaban los padres latinos recientes, podría haber vuelto a San Juan Casiano, los padres egipcios y demás, pero no lo hizo. En cambio fue al Evangelio como los protestantes. Fue e inventó una regla de pobreza, nada especial por supuesto los monjes son pobres pero hizo algo especial de ello. Así como más tarde veremos que los católicos están haciendo algo especial sobre la Madre de Dios, como si fuera algún tipo de ser sobrenatural y demás.

Y les dio a él y a sus seguidores nuevos nombres, nuevos nombres, ya no debían ser llamados simplemente monjes, eran los penitentes de Asís o los juglares del Señor, se llamaban a sí mismos, yendo por ahí cantando. Así que ya vemos que piensan que no son como los monjes y ascetas anteriores sino algo nuevo, un nuevo espíritu que está muy en consonancia con el espíritu de los tiempos.

Hubo un momento, en Navidad del año 1223. Decidió celebrar la natividad de una manera nueva. Y así reprodujo en la iglesia donde estaba en Italia el establo de Belén. Y así comenzó la llamada «Devoción al Pesebre» en la iglesia latina, y alrededor de esto, tuvo algún tipo de obra que es el comienzo de las obras de misterio en Italia. Y ayudando así al surgimiento del drama. Y el drama, por supuesto, es algo que aunque surgió de esta misma cosa —no vamos a hablar de eso—, la obra de misterio que proviene de la liturgia en realidad, estaba centrada en la misa y temas religiosos. Y es una adaptación al nuevo espíritu de los tiempos para ser la religión más interesante, más en consonancia con la vida cotidiana, más cercana a los creyentes, como si la ortodoxia no fuera suficiente.

Otro aspecto de su llamada santidad. «La santidad. - Un historiador de él dice - Su mismo ascetismo a menudo estaba vestido con el disfraz del romance, así que corteja a la dama pobreza, piensa en ella como si fuera una persona real, y sigue cortejándola como el novio. Y por supuesto sobre la hermana muerte y todas estas personificaciones»

Y un ejemplo muy típico de algo nuevo que no es en absoluto ortodoxo, es lo que sucedió una vez cuando estaba enfermo. Comió carne. Y una persona ortodoxa que no es monje tal vez podría comer carne durante la enfermedad o algo así. Si lo hiciera se sentiría arrepentido por ello pediría perdón a Dios, y sentiría que no soy bueno de todos modos, y pediría que si él quisiera, Dios lo perdonara, pero no Francisco de Asís. En cambio salió a predicar a la gente. Había una gran multitud, miles de personas como de costumbre y dijo, «Paren, todos quédense aquí hasta que regrese». Y fue a la iglesia cercana, y obligó a dos de sus discípulos a hacer lo que él les dijera por obediencia. Uno de ellos vertió sobre su cabeza cenizas, un balde lleno de cenizas, el segundo le puso una cuerda alrededor del cuello, y lo llevó ante la gente que estaba esperando para ver qué iba a pasar. Y aquí viene Francisco de Asís llevado por una cuerda con cenizas en su cabeza negra, y los mira y dice, «Ustedes me consideran un santo, pero comí carne cuando estaba enfermo».

Con esto está haciendo una exhibición pública de que «se supone que soy muy santo, y si cometí un error, debo compensarlo para que sigan pensando que soy santo».  

Así que vemos que ya está desempeñando el papel de un hombre santo que debe aparecer ante la gente como pulo. Mientras que un verdadero hombre santo se arrepentiría, y es mejor si la gente piensa que es malo o malvado.

     Padre H.[4]: Bueno aquí hay un buen ejemplo. Los locos por Cristo hacen exactamente lo contrario, actúan como locos para ser despreciados.

 

Padre Serafin Rose: Y por supuesto las personas que ya tienen nuevas ideas sobre la santidad dicen «¡Oh qué humilde es este hombre! Y en realidad hay una falsa humildad. Esto no es humildad, y de hecho la clave de su santidad es el orgullo. Es consciente de sí mismo como un hombre santo. Dijo, «No veo en mí ningún pecado que no haya expiado por confesión y arrepentimiento, porque el Señor en su misericordia me ha presentado el don de reconocer claramente en la oración aquello en lo que le he agradado y aquello en lo que no le he agradado. Es decir, autosatisfacción espiritual. Soy santo. He pecado, pero los he compensado con un cierto número de penitencias y haciéndome arrastrar ante la gente, y ahora sé que soy puro.»

Y podemos contrastar esto con cualquier número de vidas de santos ortodoxos, por ejemplo, San Sisoes, que se estaba preparando para morir y luego vivió un poco más. Cuando sus discípulos le preguntaron «¿Por qué estás regresando?», él dijo. Un ángel me dijo que no estaba listo. Debo arrepentirme aún más. Se supone que había vivido una vida santa y dijo «He tratado toda mi vida de agradar a Dios, y ahora al final no sé si le he agradado o no». Y Francisco sabe que agradó a Dios. Este es el espíritu ya del fariseo.

En su lecho de muerte Francisco dice «He aquí Dios me llama, y perdono a todos mis hermanos tanto presentes como ausentes sus ofensas y errores. Y remito sus pecados en la medida en que esto esté en mi poder». No era sacerdote así que incluso en ese sentido indirecto no tenía poder, es decir, tenía algún tipo de reconocimiento en sí mismo del poder de la santidad por el cual puede remitir los pecados de las personas, lo cual es totalmente no ortodoxo. Y sus últimas palabras fueron «He hecho lo que tenía que hacer, regreso a Dios, que Él tenga misericordia de ustedes». Es decir «Soy perfecto, lo he hecho, he terminado, estoy perfectamente justificado».

Nuevamente, típico de este tipo de santidad es un incidente en su vida cuando Cristo supuestamente se le apareció en la oración y le ofreció cualquier favor que pudiera desear. Ya esto es romance y todos cuentos de hadas, tres deseos y demás, pero este tipo de familiaridad de un santo con Dios es típico de prelest, engaño espiritual. Y Francisco pidió, ya que estaba muy cargado con su amor por los hombres, que se concediera una indulgencia plenaria a todos los que confesaran y visitaran su capilla en el centro de su orden. Y Cristo estuvo de acuerdo, pero dijo que el Papa debía ratificarlo. El Papa lo hizo, y desde ese día hasta hoy, el 2 de agosto puedes obtener una indulgencia plenaria yendo a su capilla, recibiendo confesión. Lo que significa que no tendrás que sufrir las consecuencias temporales o temporales de tus pecados. Un sistema completamente nuevo de indulgencias, por supuesto, ya está exacto en este siglo en Harry. Ya está allí,

     Padre H.: en la revista Metropolia para niños, llamada Young Life. Tienen una vida de San Francisco. Y los niños ortodoxos reciben esto junto con San Serafín y algo más. ¿Esto puede unirse?,

Padre Serafin Rose: Pero hay una cosa más que es la característica más llamativa de esta llamada “santidad”. De hecho la característica más llamativa de su engaño es decir, imitó a Cristo de una manera externa. Cuando tuvo sus primeros, creo siete discípulos o tal vez doce, probablemente doce y comienza con siete, los reunió y los envió de dos en dos a predicar el Evangelio. Uno-dos él mismo fue a Francia, supuestamente a Francia, dos a algún otro lugar Inglaterra, Italia y así sucesivamente y usó las mismas palabras del Evangelio. Los estoy enviando de dos en dos a predicar el perdón de los pecados. Primero los envió a países cristianos y sólo más tarde los envió a países no cristianos, como si estuviera enseñando un nuevo Evangelio, como si esto no se hubiera hecho ya, como si él fuera un nuevo Cristo, enviando a su propia gente que está predicando su Evangelio. Porque estos países ya tienen sus obispos o sus sacerdotes todo el sistema. Y él los está enviando a estos mismos países que ya tienen su gobierno cristiano para predicar su Evangelio. De hecho, van y fundan la Orden Franciscana.

De nuevo, justo antes de morir hizo que le trajeran pan. Bendijo el pan, lo partió y se lo dio a sus discípulos. Y la vida de San Francisco dice que recordó la comida sagrada que el Señor celebró con sus discípulos por última vez, conscientemente dándoles una “última cena”.

De nuevo, hay algo muy interesante que le sucedió cuando recibió los estigmas, que son las marcas de las heridas de Cristo. Cinco marcas en las manos. En el costado en los pies, dado en los pies, antes de recibir esto, lo cual en la Iglesia católica se acepta como una señal real de un santo. Oró para que pudiera sufrir lo que Cristo sufrió en alma y cuerpo. Y cito «que yo pueda en la medida de lo posible, sentir con todo mi ser ese amor ilimitado con el que tú ardías, oh hijo de Dios, y que te hizo soportar tantos tormentos por nosotros, pecadores.»

Esta es una desverguenza que es inaudita en los verdaderos santos, que quieren tener el amor mismo de Dios, y quieren sufrir lo que Él sufrió sintiendo la carne. Esto no es un esfuerzo espiritual. Esto es una búsqueda de sensaciones corporales, y el gran orgullo que sentía al desear sentir los mismos sentimientos de Dios. Y puedes contrastar esto con cualquier, Cristo aparece a los santos. Apareció a San Serafín mientras servía como diácono en la iglesia, y San Serafín no oró «Manifiéstate a mí, o hazme sentir lo que tú sentiste». Estaba orando en la iglesia, Cristo se le apareció, y ni siquiera quería hablar de ello.

Y luego cuando él [Francisco] recibió los estigmas, hubo una visión de un Serafín con Cristo crucificado superpuesto a él. «Que vino a él y que te mostraremos en uno de sus íconos de esto, emite rayos, rayos de sol y le da los estigmas. Y en ese momento, según su vida, Francisco se sintió totalmente transformado en Jesús, lo cual es blasfemia. Esa es la raíz de toda la espiritualidad católica. Esta dulzura de Jesús se está acercando, yo soy todo uno con Él y Él está conmigo. Todo esto es prelest.

Y más tarde claro está, sus discípulos lo llaman el “nuevo Cristo”. En una vida incluso dice que a Ignacio Brianchaninov le gusta citar que cuando Francisco murió y fue elevado al cielo, Dios al verlo no sabía quién era mayor, Francisco o su propio Hijo.

Este tipo de santidad, espiritualidad es ya mucho peor que el racionalismo de la escolástica. Porque esto significa que puedes tener racionalistas enseñando en tus seminarios y aún ser una persona santa, aún aferrarte a la fuente de la espiritualidad. Pero cuando el estándar de la espiritualidad misma se convierte en esta cosa engañada, presuntuosa y llena de orgullo, entonces la raíz está completamente cerrada, y así es obviamente que este tipo de espiritualidad —y esto ya es 1200, el final del undécimo, entrando en el duodécimo. Incluso el decimotercer siglo, cien años después del sisma, ciento cincuenta años después, el concepto de espiritualidad es tan diferente del oriente que no hay más contacto posible. Esto es lo que llamamos una persona engañada. Este sería un ejemplo clásico de una persona que vive en prelest.

Bueno, es obvio que esto estaba simplemente ligado a su aparentemente tenía un poder muy fuerte de imaginación. Y esto ni siquiera conocemos las leyes de todos estos tipos de cosas. Pero está del lado de las propiedades corruptas. Tal vez no sea magia negra en sí misma, pero está muy ligada a todo ese reino más oscuro de lo psíquico, en el que pueden aparecer tumbas y todo tipo de cosas.

Pero hay algo peor por venir. Los seguidores de Francisco son muy interesantes, porque en ellos surgen las conclusiones lógicas de este nuevo tipo de espiritualidad, de este nuevo tipo de santidad. Ven que hay algún tipo de nuevo, incluso lo llaman un nuevo Cristo, algún tipo de nuevo espíritu entra en el mundo. Nueva espiritualidad. Y es a uno de sus discípulos, Joaquín de Fiore, a quien le aparece esto en realidad, por primera vez: el concepto de la venida de la «tercera edad del Espíritu Santo», que es la base de todas las filosofías modernas de progreso, el milenarismo y la nueva era. Él mismo obtuvo esta revelación sobre esto —no fue pensándolo, fue en una visión. En este muy interesante libro sobre El significado de la Historia da una filosofía de la historia de varias personas desde la Edad Media, hasta los tiempos modernos, y dice lo siguiente sobre esto:

«Fue un momento decisivo en la historia de la Iglesia cristiana aquel en que un abad italiano, profeta renombrado y varón de santa vida, educado en la más austera disciplina de la orden del Císter, recibió —después de arduos estudios y meditaciones en la soledad de sus montañas de Calabria— una inspiración, por Pentecostés (entre 1190 y 1195)»[5],

En realidad no era un verdadero discípulo de Francisco. Estaba al mismo tiempo,  

«Haciendo claros los signos de los tiempos a la luz de la revelación de San Juan.»[6]

Dice, citando Lowith a Joaquin de Fiore: «”Cuando, a la aurora, desperté, reflexioné sobre la revelación de San Juan. De repente, los ojos de mi espíritu fueron poseídos de la lucidez de la visión, y se me reveló el cumplimiento de esta obra y la concordancia de los Testamentos Antiguo y Nuevo»[7]

Y por lo tanto tiene una interpretación completamente nueva de lo que es el significado de los Antiguos y Nuevos Testamentos.

«El esquema general de las interpretaciones discriminatorias de Joaquín está basado en la doctrina trinitaria. Tres dispensaciones se producen en tres diferentes épocas, en las cuales, sucesivamente, se manifiestan las tres personas de la Trinidad. La primera es la dispensación del Padre; la segunda, la del Hijo; la tercera, la del Espíritu Santo. La última comienza justamente ahora (esto es, hacia fines del siglo XII), y progresa hacia la libertad completa del espíritu. Los judíos fueron esclavos bajo la ley del Padre. Los cristianos de la segunda época fueron, aunque de manera incompleta, espirituales y libres, por lo menos en comparación con la legalidad moral de la primera dispensación. En la tercera época, tendrán su cumplimiento las palabras proféticas de San Pablo, lo que ahora conocemos y profetizamos solamente en parte, “pero cuando venga aquello que es perfecto, lo que lo es solo en parte será abandonado (I Corintios 13: 9-10)”»[8]

Y citando a Joaquín dice:

 Y dice Joaquín. «Ya podemos aprehender el desvelamiento de la liberación final del Espíritu en su plenitud. Y “podemos percibir ya la revelación de la plena libertad final del espíritu”. La primera época dio comienzo con Adán, en temor y bajo el signo de la Ley; desde Abrahán comenzó a dar fruto, llegando a su perfección con Jesucristo. La segunda fue inaugurada por Isaías en fe y en humildad, bajo él signo del Evangelio; desde Zacarías, padre de Juan Bautista, dio fruto para alcanzar su perfección en el futuro. La tercera fue inaugurada por San Benito en amor y alegría, bajo el signo del Espíritu; se realizará con la reaparición de Elias, al fin del mundo.»[9] Las edades se superponen.



Joaquin de Floris. Edades; la fundación de todas las filosofías modernas del progreso y la “Nueva Era”, quilianismo, cita in extenso de El Sentido de la Historia de Lowith, paginas 167, 168, 169, 170 y 171 correspondientes a la edición en castellano:

La primera disposición es un orden de los casados, y depende del Padre; la segunda, uno de clérigos, dependiendo del Hijo; la tercera, uno de los monjes, dependiendo del

Espíritu de la Verdad. La primera edad está gobernada p o r laboriosidad y trabajo; la segunda, por estudio y disciplina; la tercera, por contemplación y alabanza. La primera posee scientia; la segunda, sapientia; la tercera, plenitudo intellectus. El tiempo que ha transcurrido antes de la Ley, bajo la Ley y bajo la Gracia, fue tan necesario como la época venidera, que dará perfección a tales estadios preparatorios; porque la ley fundamental de la historia de la salvación es el progreso ininterrumpido desde el tiempo de la letra del Viejo y del Nuevo Testamento al de su espíritu, en analogía a la milagrosa transformación del agua en vino.

Así, el tiempo del Espíritu Santo está ya prefigurado en las épocas primera y segunda, del Padre y del Hijo, que se relacionan estrechamente, ya que toda figura y acontecimiento del Viejo Testamento es, si se entiende espiritualmente, promesa y significación de figuras y acontecimientos correspondientes al Nuevo Testamento. Esta correspondencia es no solo de significado, sino también de sucesión; esto es, ciertos acontecimientos y figuras del Viejo Testamento son contemporáneos y espiritualmente de otros del Nuevo Testamento, por tener posición histórica y significado concordantes. Así, por ejemplo, el bautismo de Juan por el agua reaparece intensificado en el bautismo de Elías por el fuego del Espíritu Santo, que consume todo lo que es exclusivamente carnal y de letra. Todo este progreso de consummatio progresiva es, al propio tiempo, un proceso continuo de designatio, que invalida promesas y significados precedentes. El transcurso de cada dispensación tiene, sin embargo, que ser computado no en años homogéneos, sino por generaciones concordantes; no por su duración, sino por su número; cada una extendiéndose aproximadamente treinta años. El número 30 tiene Un fundamento espiritual, no natural. Se refiere a la perfección de la Trinidad de una Divinidad, y a Jesús, que tenía treinta años cuando alcanzó su primer filii spirituales. De acuerdo con los cálculos de Joaquín (basados principalmente en Apocalipsis 11:3, y 12:6; y en Mat. 1:17), la generación a la que él pertenecía era la catorce; y sus seguidores supusieron que después de dos generaciones más —esto es, en 1260— se produciría el desenlace, revelando a Federico II como Anticristo, y a los franciscanos espirituales como los dirigentes providenciales de la nueva y última dispensación, que terminaría como la definitiva consumación de la Historia con el Juicio Final y la Resurrección. Dentro del tiempo histórico, la meta y el significado de la historia de la salvación es la manifiesta realización de los preceptos y exhortaciones evangélicos, particularmente del Sermón de la Montaña.

Lo que es nuevo y revolucionario en la concepción joaquiniana de la historia de la salvación se debe a su método profético-histórico de interpretación alegórica. En cuanto alegórico y tipológico, no es nuevo, sino una interpretación coherente de la exégesis patrística tradicional. Pero esta exégesis sirvió a la fecundísima imaginación de Joaquín, no a objetos morales y dogmáticos —es decir, estáticos—, sino para una comprensión dinámica de la revelación, mediante la correlación esencial de Escrituras e Historia, así como de sus respectivas interpretaciones. La una debe explicar a la otra si la Historia, por una parte, es realmente sagrada y plena de significado religioso, y si, por otro lado, el Evangelio es el rotulus in rota, eje central de los acontecimientos del mundo. Concediendo que la Historia es, en efecto, una historia de la salvación, modelada en la historia de la Iglesia, la única clave apropiada para su comprensión religiosa deben constituirla las Sagradas Escrituras. La concordancia de las Escrituras prueba a Joaquín, no una doctrina absoluta, sino la estructura significativa del proceso histórico. Basándose en la nueva creencia del carácter inspirado de las Escrituras, llegó Joaquín a extraer de las mismas un entendimiento estrictamente religioso de la Historia, y, por otra parte, descubrió en la historia real la oculta presencia de categorías puramente religiosas. Este intento de explicar religiosamente la Historia, y explicar históricamente la revelación de San Juan, no es más que una compleja elaboración del supuesto cristiano de que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y de que, en consecuencia, su historia es intrínsecamente religiosa, y no una simple parte de la historia del mundo. Y puesto que la historia posterior a Cristo está desarrollándose aún y, no obstante, es revelada, por habérsele señalado un fin, la consumación de los tiempos no ha de ser concebida en la forma tradicional como un acontecimiento único en el pasado, sino como algo que ha de realizarse en el futuro. En esta perspectiva, la Iglesia, desde Cristo hasta nuestros días, no es una fundación eterna, sino una imperfecta prefiguración.

Necesariamente la interpretación de la Historia se convierte así en profecía, y la recta inteligencia del pasado depende de la perspectiva que del futuro se tenga, pues en él alcanzan su fin las significaciones precedentes. Esta consumación no ocurre más allá del tiempo histórico, al final del mundo, sino en la última época histórica. El esquema escatológico de Joaquín no consiste en un simple milenio, ni tampoco en una mera expectativa del fin del mundo, sino en un doble eschaton: una fase final histórica de la historia de la salvación, que precede al eschaton trascendente de la nueva eon, anunciada por la segunda venida de Cristo. El reino del Espíritu es la última revelación del designio de Dios sobre la tierra y en el tiempo.

Consecuentemente, la institución del pasado y de la jerarquía eclesiástica se limita a la segunda época. Esto implica una revisión radical de la doctrina católica de su sucesión, de San Pedro al fin del mundo. La Iglesia actual, aunque fundada sobre Cristo, tendrá que ceder paso a la Iglesia futura del Espíritu, cuando la historia de la salvación haya alcanzado la época de su plenitud. Así mismo, esta transición última implica el fin de la predicación y de los sacramentos, cuyo poder mediador cae en desuso en cuanto el orden espiritual se percata de su conocimiento de Dios por visión y contemplación directas. La verdadera significación de los sacramentos no es, como en San Agustín, la de una realidad trascendente, sino indicación de una potencialidad a realizarse en el marco de la Historia.”

La tercera edad es la Ultima; Quilianismo cita in extenso de El Sentido de la Historia de Lowith, pagina 171 correspondiente a la edición en castellano:

“Joaquín, que pertenecía a la segunda época, no dedujo ninguna conclusión revolucionaria de las implicaciones de sus visiones histórico-escatológicas. Ni criticó a la Iglesia contemporánea, ni su interpretación del Ángel del Apocalipsis (Rev. 7:2) como el novus dux, llamado a renovar la religión cristiana, significó que intentara una reorganización revolucionaria de las instituciones y sacramentos existentes. Creyó únicamente que estaba para aparecer un Mesías —quienquiera que fuese—, que produciría una renovación espiritual beneficiosa para el reino de Cristo, revelando, sin abolir nada, cuanto hasta entonces había estado velado tras figuras y sacramentos significativos. Más tarde, hombres de los siglos XIII y XIV, los franciscanos espirituales, habían de deducir las consecuencias revolucionarias, reconociendo a Joaquín como al nuevo Juan Bautista, anunciado a San Francisco como el novus dux de la última dispensación, e incluso como al “nuevo Cristo”.

Para ellos, en verdad, la Iglesia clerical tocaba a su fin. Rechazando la consoladora distinción entre los preceptos estrictos y los consejos flexibles, intentaron vivir radicalmente una vida cristiana en pobreza y humildad incondicionales, y transformar la Iglesia en una comunidad del Espíritu Santo, sin Papa, jerarquía clerical, sacramentos, Sagradas Escrituras ni teología. La regla franciscana constituía para ellos la quintaesencia del Evangelio. El impulso motor de su movimiento fue, como con Joaquín, la intensidad de su expectativa escatológica, que consideraba a sus propios tiempos en un estado de corrupción. La vida de San Francisco les sirvió de criterio para juzgar la corrupción de su propia época, así como su alejamiento del Evangelio. Y como Joaquín había ya esperado que antes de dos generaciones sería reñida la batalla final entre el orden espiritual y los poderes del mal, sus seguidores pudieron aún más concluyentemente ver al Anticristo en el Emperador, que, no obstante, y en definitiva, serviría de instrumento providencial para el castigo de una Iglesia anticristiana que dificultaba su propia renovación, mediante la persecución de los verdaderos seguidores de Jesucristo.”



¿Cómo es que ahí aparece la idea de una Tercera Edad? Evidentemente, con la venida de Cristo aparece algo nuevo en el mundo. Toda la historia del mundo se divide en dos edades: antes y después de Cristo, la preparación para Cristo y la consumación. Sin embargo, una vez que se pierde la comprensión cristiana del espíritu de Cristo -el cristianismo como preparación para el reino en el cielo - esta novedad por ende libera al hombre en sus especulaciones.

Observamos cómo los escolásticos piensan sólo según lo que les dice su lógica. En el momento en que empiezas a especular sobre la idea de novedad, empiezas a decir: “¿Por qué no tenemos algo nuevo? Ya que el cristianismo mismo se vuelve rancio. Nuestros monjes se han vuelto corruptos”. Francisco se levantó contra estas cosas. Quería vivir una pobreza más pura. Como resultado, una vez alejada la idea de tradición cristiana de la idea misma de cristianismo, lógicamente surgió la idea de un “nuevo” cristianismo, un nuevo florecimiento de la sabiduría, de la espiritualidad y, de hecho, de una nueva revelación. Debemos repetirlo: este es el “Gran Inquisidor” de Dostoievski, la construcción de un cristianismo mejor de lo que fue el cristianismo.

Y, por supuesto, de aquí proviene el protestantismo y todas las sectas actuales. La fuente de la fe ya no es la tradición ortodoxa, que se ha perdido, sino la razón o las visiones. En esa época aparecen las nuevas órdenes en la Iglesia Católica: los dominicos, los franciscanos y todas las demás, e incluso la idea de que ese es el camino natural.

Los dos personajes que hemos comentado, Francisco y Joaquín, serán muy influyentes en los tiempos posteriores. La gente quiere todo volver a sus ideas, porque en ellas reside la raíz de la era moderna.

Hay algunas otras ideas, menos importantes, pero que revelan una perspectiva muy característica de la Edad Media.

Se me olvidó especificar sobre Joaquín que estaba enfatizando que el Reino del Espíritu es la última revelación, es decir, el milenio o quiliasmo, de ahí la expectativa quiliástica. E incluso utilizó la frase “la Iglesia del Espíritu venidero”.

Arte medieval

Podemos mirar el arte y ver algo muy interesante, porque, aunque la iconografía, el estilo iconográfico nunca se desarrolló completamente en Occidente, en Italia sí lo hizo. Había una tradición iconográfica, y tenían muchas iglesias en Rávena y así sucesivamente que están en estilo iconográfico, pero en este momento lo que tenían en Italia comenzó a transformarse.

Ya vemos en uno que se considera todavía muy en la tradición bizantina, se supone que tiene un poco de tradición restante. Hay un pintor llamado Ducio que vivió, cien años después de Francisco. A finales del siglo XIII. Podemos ver en esta pintura que ilustra. Cristo se ve muy bien, muy sereno y calmado. Es obviamente una influencia bizantina. Y ya allí los rostros están comenzando a introducir un poco de interés humano. Están muy dibujados psicológicamente de manera agradable.

Pero era muy agradable en comparación con más tarde. Ya sabes, crucifixiones sangrientas y demás. Es muy sereno y calmado, casi parece bizantino, ese es Ducio que viene antes de este gran cambio. Y hay otro de él, dos más de él, crucifixión y una madre de Dios con niño. Y ya ves mira estos rostros en Los Ángeles son personas —miras a Los Ángeles, no querubines— aún no se han vuelto decadentes. Pero son personas que tienen características psicológicas muy definidas. Tal vez alguien posó para la pintura. Y ves todo tipo de interés humano. Ya sabes, las personas están mirando de varias maneras, tristes y mirando alrededor, y ya el modelo o el tipo de iconografía se está perdiendo. Hay algo, una especie de nuevo principio entrando.

Pero al ver al siguiente pintor del que hablaremos, Giotto, que estaba muy estrechamente ligado a Francisco, porque fue comisionado para para pintar su vida en la Basílica de Asís. Sobre él un historiador dice. «La pintura ya no era un eco de la tradición, sino que se elevó de inmediato a la dignidad de la invención. El arte ya no trabajaba sobre modelos convencionales, abstractos e ideales. Sus modelos iban a ser las realidades de la naturaleza. La representación de la vida real iba a convertirse en el objeto de toda la pintura». Y por lo tanto se le llama una revolución artística, y es bastante apropiado que el nuevo santo, nuevo tipo de santo ya tenga un nuevo tipo de icono. Que ya no es un icono sino una pintura religiosa, religiosa, falsa iconografía, falso santo da lugar a una falsa iconografía.

Añade muchos elementos de la vida cotidiana. Este es el comienzo de esta cosa que ves más tarde en la pintura renacentista, donde todo tipo de escenas pintorescas de la vida cotidiana. Incluso ves una crucifixión de Cristo en el corazón de Bolonia o algo así. Esto es para mostrar que estamos, combinación de actualidad y demás. Pero puedes ver en estas pinturas de Giotto cuán lejos está incluso de Ducio. Aquí hay un cuadro llamado El llanto de Cristo. Si miras de cerca especialmente ves que los rostros son muy…

— Padre H:. Viciosos


Imagen de El llanto de Cristo de Giotto





Fragmentos de El llanto de Cristo de Giotto

— Padre Serafín Rose: algo viciosos y muy extraños. Todavía es una pintura religiosa reconocible. Más tarde, pero ya se ve muy extraña, no en absoluto estilo iconográfico. Y Francisco recibiendo los estigmas ya es una especie de prelest. Aquí está la visión misión que obtuvo directamente de sí mismo.

     Padre H: es demoníaco.

 

     Padre Serafin Rose: Cristo en el serafín «Esta cosa extraña es esta cosa demoníaca» es un icono de Francisco. Y esto es algo al mismo tiempo. Ya ves todos estos diferentes tipos de rostros, obviamente está tratando de capturar psicológicamente.

 

     Padre H: terrenal, terrenal,

 

 

     Padre Serafín Rose: aspectos terrenales de estas personas. Cristo es un Cristo aún reconocible pero tiene a todas las demás personas con estas pasiones éstos.

 

     Padre H: Eso no son iconos

 

     Estudiante:  Hay todavía hay un remanente aquí, porque notas las tres estrellas en la Madre de Dios, todavía un remanente colgando.

 

Padre Serafín Rose: Pero mostraremos en una conferencia posterior. ¿Cómo, qué pasó en el Renacimiento cuando el arte se volvió completamente loco? Ya puedes ver aquí el principio de por qué, cómo comienza a perderse, los elementos pintorescos comienzan a entrar, y toda la idea de un icono siendo el santo como es en el cielo se pierde, en cambio es el santo como es en la tierra, una figura terrenal, incluso comienza a incluir todo tipo de cosas terrenales. Y en el Renacimiento veremos que incluso el arte religioso ahora se convierte en un vehículo para una religión completamente diferente.

Política

Y un aspecto final es – deberíamos tocar muy brevemente – es la esfera política. La idea de un imperio bizantino se perdió. ¿Qué es el imperio? El imperio no es algún tipo de institución mística. Es más bien esa institución política que providencialmente permitió la propagación del cristianismo, y una vez que el imperio fue bautizado se convirtió en cristiano. El emperador debía proteger la religión para su pueblo y dar el primer ejemplo de vida religiosa. De modo que las instituciones se cristianizaron.

En este mundo, por supuesto, nunca puede haber una cristianización perfecta de la sociedad, y no había una especie de idea romántica de hacer las cosas. Ya saben, una sociedad perfecta en la tierra, sino más bien que había un ideal, un ideal celestial que todo en la tierra debía imitar. Pero este ideal se perdió totalmente en Occidente. Por supuesto, hubo las imitaciones políticas.

Antes que nada, en los años 800 se dio el Imperio rival de Carlomagno, que fue conscientemente establecido como un rival. El Papa de hecho eligió a Carlomagno sobre Irene la Oriental que estaba a favor de los iconos, y Carlomagno estaba en contra de los iconos. Y que también favorecía el filioque. Ya vemos que esto es muy inestable, y este imperio dio lugar a lo que se llamó el Sacro Imperio Romano en Occidente.

Y Kireyevsky señala: «tenemos una Santa Rusia porque hay hombres santos en ella llamada así por los hombres santos. Pero el Sacro Imperio Romano era santo en sí mismo, no porque hayan hombres santos, emperadores santos o hombres santos en él. Se llamaba santo porque la institución misma se concebía como santa» y este es un intento que saldrá muy fuertemente más tarde de santificar el mundo. En el que una institución terrenal se concibe como algo santo.

Las cruzadas en este momento, aunque ostensiblemente emprendidas para expulsar a los infieles del Este, en su efecto práctico. La función de ellas era someter al imperio bizantino y hacerlo en unión con el Papa.

Pero la idea política más profunda de todas en la Edad Media era la del papado. De hecho la monarquía universal del Papa, como si del período justo antes del sisma en algún lugar del siglo VIII al X, hay este documento falso la donación de Constantino. En el que Constantino supuestamente dio la autoridad temporal al Papa. Y como resultado de esto los papas probablemente el documento surgió. Se hizo como resultado de ver que el Papa ya se estaba convirtiendo en una figura política, pero el resultado fue que el Papa mismo se percibe como una autoridad temporal y como una especie de emperador en Occidente. Porque el imperio en Occidente siempre fue muy débil. Y en la principal autoridad política es en realidad el Papa. Y incluso tenemos las teorías de los pensadores medievales de que toda la tierra en el mundo pertenece al Papa. Sólo se la da a la gente como en el sistema feudal. En realidad teóricamente él posee el mundo o la tierra no sólo la parte espiritual.

El clímax de este tipo de punto de vista es en el año jubilar de 1300. Están teniendo un año jubilar ahora, [en 1975], también en Roma. En 1300 hubo un año jubilar con el Papa Bonifacio VIII, que se sentó en el trono de Constantino, se vistió con espada, corona y cetro y gritó en voz alta «Yo soy César, yo soy emperador». Esto no es un accidente, porque es una indicación de algo extremadamente profundo en todo el pensamiento moderno. Qué es la búsqueda de un monarca universal. Quien es el Anticristo.

Como conclusión podemos decir que este espíritu que vimos en la pintura, la política, la teología, la filosofía y la espiritualidad es un espíritu de este mundo de engaño. Prelest. Del comienzo de todas esas cosas que encontramos tan extrañas en los santos occidentales, los llamados santos poscisma. Estas fantasías ociosas, dulzuras y todo tipo de dulces, ya sabes sentimientos imaginaciones…

     Padre H: terrenales

 

Padre Serafín Rose: que pertenecen a la tierra, en las que la imaginación religiosa aborda sobre intereses terrenales. Y éstos hacen la separación entre, o el alejamiento entre Oriente y Occidente comenzando ya en la época de Focio y Carlomagno. Como llegamos ahora a la separación final, y simplemente no podemos volver y unirnos a esa iglesia, a menos que esa iglesia vaya a limpiarse desesperadamente, y ¿cómo puede limpiarse cuando estas cosas se vuelven muy profundas en su misma mentalidad y la idea de lo que es un santo?

En este amanecer de la historia moderna, el siglo XII, todas las semillas de la mentalidad moderna, están presentes, y la historia moderna sigue lógicamente de estas semillas. Esencialmente es una cosa, la búsqueda de un nuevo cristianismo que es mejor que la ortodoxia, mejor que el cristianismo de los santos padres, que Cristo nos dio.

Más tarde esto tomará formas que pasan por el ateísmo y todo tipo de creencias salvajes. Pero esencialmente la búsqueda sigue siendo la misma. Y al final el mundo será cristiano, porque es el anticristo quien les da una nueva religión, que no es algo ajeno al cristianismo. No será una especie de paganismo, será algo que todos aceptarán como cristianismo, pero será anticristiano, un sustituto del cristianismo que niega la esencia misma del cristianismo.

Y es por eso que la historia principal de la rebelión contra Cristo no es menos que la apostasía de la que habla San Pablo. No es por medio de la persecución como fue al principio, sino por medio de tomar el cristianismo y cambiarlo para que ya no sea cristiano. Y esto es lo que podemos llamar el despliegue del misterio de la iniquidad, en preparación para el Anticristo.

Más tarde veremos algunos de estos temas principales y centrales de toda la historia moderna, algunos de los cuales no aparecen demasiado evidentes en algunas épocas. Uno es este esfuerzo por la monarquía mundial, el gobernante mundial, ligado a la idea del papado. Otro es la idea de la santificación del mundo, la divinización del mundo. Esa es la idea del milenarismo, que este mundo alcanza una importancia que es espiritual. Sacro imperio romano.

Y el tercero y más obvio es que el hombre reemplaza a Dios como el criterio de la verdad, su sentimiento su lógica. El hombre reemplaza a Dios como el criterio de la verdad, más adelante veremos hasta qué límite extremo llega esto en el Renacimiento y más tarde en toda una religión del hombre. Pero ya en estas primeras épocas el hombre se pone por encima de la tradición, por encima de lo divino. Y Francisco se coloca incluso junto a Cristo, se transforma en Cristo.

Todo esto es la preparación para la próxima conferencia en la que definiremos, examinaremos lo que sucedió en el Renacimiento y la Reforma cuando, en oposición a este siglo XIII, que es considerado por los humanistas católicos de hoy como el pico, realmente la cúspide del cristianismo en Occidente. Y el Renacimiento y la Reforma como un alejamiento de eso, nosotros vemos el Renacimiento y la Reforma como una continuación lógica de la misma apostasía, que fue iniciada por toda esta nueva espiritualidad del siglo XIII.



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[1] Nota de Traductor – En español esta obra se encuentra traducida y se conoce como Cristianos Ortodoxos, Ives Congar. Los fragmentos que el padre Serafín Rose cita de la fuente en inglés se corresponden a los de las páginas 61 y siguientes de la edición en español.

[2] N. de T. – Esto figura en la Cuestión 80 de la Parte I-IIae de la Summa Teologica.

[3] Nota del padre Serafín Rose: el filósofo es la gran autoridad Aristóteles

[4] Nota de traductor – “Padre H.”, es otro conferencista que interviene en la charla del padre Serafin Rose

[5] El Significado de la Historia; Karl Lowith. Pag 165

[6] Idem

[7] Idem

[8] Idem, pag 166 - 167

[9] Idem, pag 167

CURSO DE SUPERVIVENCIA ORTODOXA; LA REVOLUCIÓN EN EL SIGLO XIX. Parte VII

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