sábado, 31 de diciembre de 2022

 HAGASE TU VOLUNTAD

                                                Sergei Nilus

(extracto de su obra "Un tesoro escondido")

"Porque el que engaña a su corazón, la religión de tal hombre es vana"
Santiago 1:26

Cuanto autoengaño hay en el camino para adquirir la piedad. Algunos piensan que aquella consiste solamente en una gran cantidad de oraciones, otros expresan que está en el cumplimiento de los numerosos actos exteriores para la gloria de Dios y para el bien del prójimo; otros aún, que solamente en el deseo incesante de alcanzar la salvación; algunos, que está solamente en el cumplimiento estricto de los ritos exteriores y cánones de la Iglesia. Todo esto es bueno y necesario en cierta medida, pero se engaña, el que piensa que aquí esta la base y la esencia de la verdadera piedad.

La verdadera piedad, que nos santifica y nos une completamente a Dios, radica en el cumplimiento de la verdadera voluntad de Dios en el lugar; tiempo y circunstancias en que Dios nos ha puesto y en el cumplimiento de todo lo que Él requiere de nosotros. Sin embargo, podemos tener muchos sufrimiento y deseos piadosos, podemos hacer muchas obras maravillosas que no tendrán valor a los ojos de Dios y solamente recibiremos premio de ello cuando estos sufrimientos, deseos y obras cumplan verdaderamente la voluntad de Dios. Un siervo hace los servicios más excepcionales en la casa de su amo, si no cumple con la voluntad de éste, las obras que hizo y que aquél no pidió no tendrán ningún valor y su amo, con toda justicia dirá que su siervo es negligente en sus obligaciones.

Dios, sino que lo hagamos con amor. Dios desea que todas nuestras ofrendas a El se hagan voluntaria y alegremente. En todos sus mandamientos lo primero que nos pide es un corazón limpio, lleno de  Amor por El.

                                                

             Fotografía de Sergei Nilus, él como muchos otros santos padecieron en el final de sus vidas                                                                                   terrenas la persecución del sistema soviético

El amor y la misericordia que nuestro Rey Celestial nos tiene, son tan inconmensurables, que toda nuestra felicidad debe estar en que seamos sus siervos más devotos y fieles.

En esta felicidad y devoción debemos estar siempre firmes, aún en tiempos difíciles en todo lo que es contrario a nuestras opiniones, intenciones e inclinaciones. Para cumplir con la voluntad de Dios debemos estar listos para sacrificar todos nuestros placeres, nuestro tiempo, nuestra libertad, nuestra gloria, nuestra misma vida.

Nutrir en nosotros tal devoción a Dios y expresarla en obras, esto es la verdadera piedad. Pero como no siempre vemos la razón de la voluntad de Dios, estamos obligados a cumplirla, oír la autonegación, como esclavos, en obediencia ciega; pero debemos ser sabios dentro de nuestra ceguera. Esta obligación es esencial para cualquiera. La persona más iluminada, capaz de guiar a la gente hacia Dios, tiene necesidad de guía Divina, aunque ignore completamente sus designios.

“Hágase Tu voluntad como en el cielo, en la tierra”

Así como en el cielo, en la tierra, nada ocurre sin la voluntad y    el permiso de Dios. Pero la gente ama solamente la voluntad de Dios, cuando está deacuerdo con sus propios deseos.

Amemos solamente la voluntad de Dios -entonces la tierra será para nosotros como el cielo-; -Demos gracias a Dios por todo, por lo que es bueno o por lo que parece malo, que se torna bueno cuando lo aceptamos como enviado por Dios.

No nos quejemos por la senda elegida para nosotros por la Providencia, sino busquemos aquí -de acuerdo a nuestras fuerzas- signos de la sabiduría y la bondad de Dios. En el movimiento de los cuerpos celestes, en el orden de las estaciones, en los hechos de la vida humana, en todo lo que se cumple la voluntad de Dios.

Roguemos a Dios para que su voluntad se cumpla en nosotros, para que amemos Su voluntad, para que nos deleitemos en ella, para que podamos erradicar nuestra propia voluntad y que El sea la única guía de nuestros corazones. Porque solamente la voluntad de Dios es toda buena, placentera, perfecta y nuestra obligación es cumplirla.

Nuestro Señor Jesucristo dijo de Sí mismo, que siempre hacía la voluntad de Su Padre. Roguemos entonces al Señor para que obre en nosotros según la voluntad del Padre, como El mismo actuó: Para que se una misteriosamente con nosotros y que no deseemos otra cosa que hacer lo que complace a Su Padre. Entonces todo será en nosotros un sacrificio continuo a Dios, una oración incesante, una expresión constante de NUESTRO AMOR A DIOS.

Cuidadosa estas, y con las muchas cosas estas turbada, empero sólo una cosa es necesaria…  (Lucas 10:41-42).

Pensamos que tenemos mil cosas para hacer, aunque en realidad, tenemos que hacer solamente una.

Sí hacemos mal ésta, entonces todo lo demás, aunque parezca exitoso, no nos dará ningún bien. ¿Porqué nos preocupamos par taitas cosas?. ¿Porqué aumentamos nuestra angustia?.

Resolvamos dedicar toda nuestra atención y todos nuestros esfuerzos a esto único que nos ha sido dado; hagamos de acuerdo a nuestras fuerzas, lo que la Providencia de Dios nos dice y a la cual estamos obligados. Dejemos a un lado todo lo que no tiene relación con “La única cosa necesaria”, porque ello solamente impedirá su realización.

 

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