CIENCIA Y SANTIDAD
Orthodox America, nov. / dic. 1989
La ideología materialista siempre ha puesto a la ciencia en contraposición con la religión como uno de sus dogmas fundamentales.
En ese contexto, una conferencia pronunciada en Moscú, en marzo de 1989 por el académico F. Y. Shipunov ha creado casi una conmoción. Se trata no sólo de un respetado miembro de la Academia de Ciencias, sino que este profesor también es un cristiano ortodoxo y un firme creyente en la integración de los mundos espiritual y material.
La especialidad de Shipunov es la ecología, un campo en el que la ex-Unión Soviética es relativamente una recién llegada. Durante décadas, los esfuerzos por sobrepasar la productividad de Occidente justificaron las actitudes más irresponsables contra los recursos naturales de Rusia alguna vez aparentemente inagotables. Una deliberada reticencia a admitir estas fallas (tan trágicamente demostradas en el desastre de Chemobyl) con ocultamiento de datos científicos negativos, limitó considerablemente la conciencia ecológica. ¿Los resultados?: Shipunov está haciendo sonar la campana de alarma. No es necesario - dice - hacer explotar una bomba atómica e de hidrógeno para desencadenar una crisis global; tal como está la situación, el mundo se aproxima a una catástrofe.
Según Shipunov, Moscú es considerada ecológicamente como una de las ciudades más arcaicas y sucias del mundo. “Se ha convertido en un volcán sucio, gigante y siempre humeante. Todo se eleva hacia la atmósfera, invadiendo las capas de ozono. Nuestro laboratorio en las afueras de Moscú ha registrado 50 veces la desaparición de la capa de ozono sobre Moscú en los últimos 3 años. El campo magnético desapareció durante varios minutos. Si continuamos desarrollando energías a este ritmo, en 50 años - tal vez antes - el campo magnético se colapsará totalmente y la vida cesará”.
No es sólo la atmósfera física la que ha sido envenenada. “Las investigaciones han mostrado que el 90 % de nuestra población está espiritualmente enferma, 70 % moralmente enferma, el 70 % de la población comete cada día actos inmorales. Raramente se encontrará hoy alguien que no robe, mienta, ofenda o lastime animales o vegetales. Esta conducta se ha convertido en normal y a ello nos referimos al decir enfermedad moral. Una de cada dos personas tiene trastornos psicológicos. Esas personas son llevadas a los trastornos mentales por las condiciones de nuestra existencia: vivimos en un estado de esclavos - diría inclusive como super-esclavos - donde los fundamentos de la personalidad, lo individual, familiar y social, ha sido destruido”.
Shipunov cree que la causa principal de esta trágica situación es la falta (o el rechazo) de reconocimiento de la interconexión de los mundos espiritual y material. La religión (del latín re= de nuevo + ligare = atar) ayuda a unir al hombre con el campo de lo espiritual y provee ciertas leyes y principios superiores que el hombre debe seguir para tener una existencia saludable y armónica. Como ecologista, Shipunov está particularmente preocupado por las fallas del hombre en cuanto al planeta que habita según designio divino. Como un pueblo existe no solamente como conglomerado material sino también como organismo espiritual, sus instituciones - comenzando por el gobierno - deben reconocer y responder a ciertas leyes espirituales.
Al ofrecer una solución práctica para la actual crisis, Shipunov urge como primer paso el retorno de los monasterios y el restablecimiento de la vida monástica. En su conferencia, discute el significado de los más de 1200 monasterios que existían en la Rusia prerrevolucionaria, no sólo en cuanto a proveer y preservar fundamentos morales; ellos eran centros agrícolas ecológicamente ejemplares. Crearon una nueva cultura, una nueva filosofía, una nueva ciencia y artes, una nueva comprensión de la educación. En su traducción literal, educación (obrazovaniye) significa llevar en el alma la imagen (obraz) de Dios... Y fueron los monasterios los que cumplían esa función... Fue en los monasterios que el alma rusa fue modelada”.
Las bases científicas de las observaciones de Shipunov fueron aclaradas en la res¬puesta a una pregunta de la audiencia: ¿Qué puede decir acerca de la influencia de la san¬tidad personal sobre los procesos ecológicos de hoy día? Shipunov prologó su respuesta con una breve explicación de las leyes de la mecánica cuántica y de la ecuación de Schroedinger concerniente a las funciones ondulatorias:
"Cada individuo, cada átomo, cada molécula, cada galaxia, la tierra, cada ser tienen su propia función ondulatoria. Esa función no es material, pero regula al mundo entero. Existe una función ondulatoria cuya medida es igual a la medida del universo; es decir, se expande instantáneamente con ayuda de esa función ondulatoria. El Creador opera íntegramente el mundo material. Esto se deduce de la ecuación de Schroedinger. Este descubrimiento mayor, hecho en la década del ’30 debe ser promulgado para que la gente pueda entender la finalidad de su existencia, cómo existe el mundo y Quien lo creó..".
“Hace tres años fue restaurado el campanario situado sobre los portales (del siglo XVI) del Monasterio San Nicolás - Ugryezhsky. Con la ayuda del Creador, el hombre inventó la campana que es el único instrumento que irradia - como desde un punto focal - la gama ultrasónica. Las frecuencias ultrasónicas producen vibraciones moleculares y son retenidas en la atmósfera. En las grandes fiestas, el sonido de las campanas crece, aun si el monasterio o la iglesia hubiese sido arrasado. Toda iglesia, toda catedral, todo monasterio pertenecen no tanto a la tierra como al universo todo (es decir a la creación visible e invisible). Fueron concebidos para eso y por eso ocurren allí diferentes procesos".
"Veamos: cuando uno se aproxima al monasterio de San Cirilo del Lago Blanco, a una distancia de 70 km. un detector gama- electromagnético comienza a registrar picos. En términos teológicos esto se llama 'atravesado por oraciones’. Nosotros lo llamamos aumento de voltaje en el campo electromagnético".
“Veis entonces que una vez que se ha construido una iglesia y especialmente un monasterio donde hay varias iglesias y muchos santos, nunca se lo puede destruir en el plano espiritual. Es preservado para siempre en esta tierra y si alguien restaura un sitio así, se hace merecedor de gran misericordia”.
(De otra fuente sabemos que en el Laura de Kiev se hizo una reunió similar de ciencia y santidad, en la cual científicos soviéticos, probando el misterio de la incorrupción de muchos santos enterrados en las cuevas, descubrieron que esas reliquias emiten energías positivas mensurables. De igual forma, emana energía positiva de un icono de San Antonio (t 1073) y también de todas las figuras, excepto una, de un icono de la Ultima Cena; la figura de Judas emana energía negativa). En varias partes de su conferencia Shipunov contrasta el tañido de las campanas que realmente mejora las condiciones ecológicas, beneficia la vida y la actividad celular, con la música de rock que hace vibrar a las moléculas de manera innatural y tiene el efecto de destruir células nerviosas contribuyendo significablemente - en opinión de Shipunov - al creciente número de personas con trastornos mentales en el mundo entero. La ciencia ha sido un instrumento popular de los ateos. Si más científicos utilizasen sus instrumentos para registrar diferencias mensurables entre el bien y el mal, entre la verdad y la falsedad, entre belleza y fealdad, se podrían conmover los cimientos del relativismo y restaurar a la ciencia como doncella de la teología.
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